25.4.12

Despidiéndome de tu cuerpo (I)


Tenía que despedirme de ti. No te lo había dicho, incluso había logrado hacerte creer que no me importaba tanto, pero llevaba soñando con este momento demasiado y no podía dejar que te fueras sin despedirme. Todavía no sabía cómo realizar la sorpresa, y en lo único que pensaba mientras descargaba mis nervios en el acelerador era si de verdad merecía la pena habértelo ocultado o si habrías ya habrías embarcado antes de que yo llegase. En las películas americanas todo esto es mucho más fácil: ellos demuestran a los guardias de seguridad su amor eterno, llevan rosas, bombones y son actores famosos. No me quiero ni imaginar cómo reaccionarían en el control de seguridad si les dijera 'no tengo vuelo, pero es que tengo que despedirme... ¡ENTENDEDME!'. No, obviamente, no era una opción viable. Pero la magia de todo este asunto residía en el factor sorpresa. Merecía la pena arriesgar. Iba a salir bien. Iba a salir bien. Tenía que estar seguro de ello. Por si acaso continuaba pisando el acelerador lo que la chatarra de mi coche me permitía. Iba a salir bien. Porque yo necesitaba despedirme de ti.

Después de dejar el coche donde malamente pude e interrogar a mi reloj cada cinco segundos para comprobar que no se me estaba haciendo demasiado tarde, entré en el aeropuerto buscando cualquier signo que pudiera hacerme intuir por donde estabas. "Joder, esto es jodidamente grande", no dejaba de pensar. "Todo va a salir bien". Debía convencerme. Aunque luego terminasen por salir mal todos los planes, si de verdad quiero despedirme de ti y que me recuerdes por lo menos tanto como sé que yo haré contigo necesitaba conseguirlo con actitud. Tenía que convencerme, pero no ayudaba ser incapaz incluso de recordar tu número de vuelo. "Piensa, joder, piensa...". Cerré los ojos. Respiré hondo una, dos, tres veces. Poco a poco iba imaginando el puzzle en mi cabeza. Te encontraría. Luego me acercaría sin que me vieses cuenta. Bromearía. Quería saludarte con... bueno no, mejor no. Me lo reservaría. Pero para todo eso tenía que encontrarte. Joder, quería encontrarte sin llamarte y preguntarte que... "claro, ¡lo tengo!". No hacía falta más. En ese momento comenzó a tomar forma cómo iba a conseguir que esa fuera una de las mejores tardes que recordásemos en mucho tiempo... aunque he de reconocer que me encantaba dejar la mayor parte a la improvisación. Confiaba en que, como siempre, acabases exprimiendo lo mejor de mí.

'¿Ya llegaste al aeropuerto?', te pregunté al teléfono, poniendo la más inocente de mis voces para que creyeses que simplemente quería desearte suerte antes del vuelo. 'Vamos a entrar ahora, que se nos ha hecho un poco tarde'. El hecho que no fueses sola era un elemento con el que no sabía qué hacer, pero estaba esperando que se me ocurriese algo. De todas formas, en un principio sólo necesitaba despedirme, así que tampoco era mucho problema pero... siempre he agradecido intimidad contigo. Y en ese momento, especialmente. '¿Estás nerviosa? Espero que no te pierdas porque es un horror ese aeropuerto', 'hemos entrado por la Terminal dos y espero saber guiarme un poco. Si acabo de llegar casi, estoy subiendo las escaleras del principio'. Si de verdad no llegaste a darte cuenta de que estaba totalmente ahogado en esa ocasión es que soy un actor envidiable o tengo una capacidad torácica increíble porque era realmente incómodo tratar de mantener una conversación mientras intentaba alcanzarte corriendo con todo lo que pudiese dar mi cuerpo. No quería perderme la oportunidad. No podía perdérmela. 'Pero... ¿estás en le primer edificio, no? Ese sitio es un caos...', disimuladamente trataba de recabar toda la información. 'Sí, aunque por suerte esto está menos lleno que normalmente...'. Continúe haciéndote hablar todo lo posible para conseguir alcanzarte y que no te dieses cuenta de mi extraña respiración, aunque con la pequeña carrera que me había pegado estaba realmente cerca de dónde creía que habías entrado. Fue entonces cuando te vi. Tú reaccionaste poniendo cara de no entender nada al escuchar en el teléfono 'ah, ok, muy interesante' y darte cuenta que esta fue la última frase antes de que yo colgase. La verdad es que sólo por ver la cara que pusiste cuando te colgué, mereció la pena el viaje. Fue todo un espectáculo.

Podía escuchar perfectamente cómo te quejabas por no entender nada de lo que había pasado, y yo aproveché que estabas tan distraida para acercarme disimuladamente desde detrás tuya hasta llegar a tu altura. 'Perdone, ¿tiene usted hora?' pregunté golpeándote suavemente tu hombro y esbozando una tímida sonrisa que se ensanchó hasta su límite cuando te abalanzaste sobre mí gritando cualquier cosa que te pasase por la mente. Fue otro de los momentos memorables de la tarde el sentir cómo me abrazabas con todas tus fuerzas agradeciéndome haber venido mientras tus labios blasfemaban por lo estúpido que era al comportarme así... tienes suerte que siempre confíe más en tus actos que en tus palabras. Yo en ocasiones siento que vivo por esos momentos. Desde entonces la tarde ganó mucho. Sólo era capaz de bromear con estupideces para compensar el cierto mal rollo que me daba pensar que te ibas a ir en unas horas, además del hecho que ambos estábamos soñando con algo más de intimidad. Pero cada paso el control de seguridad estaba más cerca. Tenía que buscar algo y por tus ojos sabía que estabas en al misma situación que yo. Es realmente placentero saber que estás perdido por alguien y encontrar en sus ojos la misma sensación. Siendo sinceros, creo que fue ese en verdadero detonante a que me atreviese. Pero lo hice. Y lo agradecimos los dos. Bueno, realmente yo un poco más pero sólo por el detalle de poder recordarlo en otras ocasiones. Porque créeme que aproveché que pudiese recordarlo.

La excusa realmente fue lo de menos. Sólo tuve que sururrarte 'necesito cinco minutos antes de que te vayas, diles que se te ha olvidado algo, haz que te llaman o...' cuando iba a continuar con las ideas me dí cuenta que nadie nos estaba mirando y terminé la frase mordiéndote la parte superior de la oreja. Entendías perfectamente la situación, y simplemente aprovechaste que querían llamar a su familia antes de entrar para anunciar que ibas a ir al baño. Yo te acompañaba hablando de cualquier tema que se me ocurriese, dando a entender que ni siquiera me había dado cuenta que te estaba acompañando a un baño. Y fue cuando estaba comentándote el chiste más horroroso que podía improvisar el momento en que giramos la esquina y, de reojo, ambos descubrimos que habíamos perdido de vista a quiénes te acompañaban. Ya no tenía sentido ocultarnos, ni contenernos. Ya no importaba que te fueras en unos minutos o unas horas, o que lleváramos tiempo sin vernos. Sólo pasaban por nuestra cabeza las últimas conversaciones, los últimos recuerdos, y las ganas que no podíamos ocultar. Y te devoraba. Literalmente. Quién nos estuviese viendo probalemente se haya asustado al ver cómo te golpeaba contra la pared para morderte los labios entre beso y beso, mientras tú te cogías de mi cuello para que no me separase. Todavía recuerdo la sensación de hundir mis dedos en tu pelo para tirar con cuidado y exponer tu cuello para morderlo. Estaba logrando que gimieses tan solo por las ganas contenidas, y estoy seguro que tú llegaste a sentirme palpitar. Pero no te molestaba. Como tampoco nos molestaba estar rodeados, de hecho ni siquiera éramos conscientes. Yo recorría tu espalda con la intención de pegarte más a mí, mientras tu continuabas suspirando con cada mordisquito que te regalaba. Fui bajando hasta colgarme con el dedo pulgar de tus vaqueros para poder disfrutar de tu trasero mientras volvía mi lengua a buscar la tuya. Eso pareció activarte, porque esta vez fuiste tú la que te atreviste a bajar las manos a mi cadera para clavarme en ti aprovechando que la posición te ocultaba para tantear con tus dedos la delantera de mi pantalón. 'De verdad, cuando creas que es mejor que pare dime basta, pero yo hoy soy incapaz de ponerle freno a mis deseos. Te necesito... no me pidas que me controle, porque no podré' te susurré antes de coger la mano que habías acercado a mi bragueta para tirar de ti. Tenías tantas ganas que acabaste adelantándome en la marcha, siendo tú la que me guiases al baño femenino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario