23.7.12

Viajando sobre tus raíles (IV)



Cogiéndote bajo los hombros te incorporé mientras devoraba tus labios, tanteando con una mano en busca del botón de tus pantalones cortos. Cuando lo logré, separaste tus manos de mi sexo para deslizarlo poco a poco tomando algo de distancia y así que te pudiera observar mejor. Me sorprendieron unas braguitas que te sentaban como un guante, siendo de estas ceñidas con colores vivos. Era un cullot y te reíste viendo como no podía quitarle los ojos de encima, acariciando sobre la suave tela tu empapado sexo. 'Sabía yo que había razones para ponerse hoy unas bragas bonitas', dijiste entre risas. Yo con mi mirada traté de demostrarte cuánto las estaba disfrutando y, después de que te quitaras los pantalones, te pedí que te dieras la vuelta para poder disfrutar unos instantes de tu trasero. 'Joder... si me hubieras dicho antes que tenías un culo tan espectacular, las cosas hubieran sido diferente'; dije mientras lo palpaba con una mano continuando con el masaje en la otra. Gocé de darte un par de bocados en la parte que estaba sin tela, y tú me dejabas hacer gimiendo al sentir mi mano. 'No me hagas esperar más...', suplicaste en un largo jadeo. Volví a voltearte y te abalanzaste sobre mí.

Caíste a horcadas sintiendo mi polla apoyada en tu humedad y, casi desesperada, cogiste el preservativo. Yo mientras disfrutaba de mi recién descubierto tesoro agarrándote del trasero y haciéndote bailar sobre mí para sentir como tu sexo masturbaba al mío. Cuando terminaste con tus deberes, simplemente apartaste la ropa interior y, tras apuntar mi cabeza a tu entrada, me miraste a los ojos y me susurraste 'tómame'. Ese beso es uno de los más pasionales que soy capaz de recordar, más aun teniendo en cuenta cuando, apoyándome en tu cadera, te clavé en mí de un movimiento y sentí como ambos gemimos en la boca del otro, provocando un sonido gutural increíblemente excitante.  Tú aprovechaste que tenías la boca ocupada para cabalgarme con fuerza y gemir a gusto, ya que yo lo insonorizaba.

22.7.12

Viajando sobre tus raíles (III)


Ese beso fue tan intenso como largo. De hecho soy incapaz de recordar otros besos más largos durante mi vida, aunque sí me acuerdo perfectamente de la sensación de querer más cuando nos separamos. Comenzamos con un tímido pase de tus labios sobre los míos, sintiendo como tu lengua salía al encuentro tímida y hambrienta, lo cuál tuve que responder simplemente dejándome llevar. Mantuvimos el baile de lenguas hasta que nuestras bocas se acomodaron perfectamente la una a la otra, siendo incapaz de distinguir cuándo terminaba mi saliva y comenzaba la tuya. Pero tampoco nos importaba.

Cuando por fin nos separamos fue por un escaso instante, ya que yo apoyé mi rodilla sobre tu asiento contiguo para poder volcarme sobre ti buscando más y más besos, teniendo así libertad con mis brazos que ya no tenían que ofrecerme un punto de apoyo. Mi mano derecha fue directa a tu melena ya que ansiaba poder entrelazar tu pelo con sus dedos, así como jugar con tu oreja con la escusa de recogerte el flequillo. Lo recuerdo realmente suave, aunque mi tacto se encontraba colapsado con mis labios tratando de memorizar el relieve de los tuyos y mi otra mano escalando por tu suave pierna.

Y tú no te quedabas parada, obviamente. Habías decidido apoyar tu mano izquierda sobre mi nuca para acompasar nuestros movimientos y así no perder el tempo, mientras la otra se apoyó sobre mi espalda y rápidamente bajó tratando de encontrar mi culo. Recuerdo como pausé un segundo el beso sin separarme y te dije 'no lo busques, nunca he tenido uno'. 'No me digas eso que tendré que agarrar de otro sitio, entonces'; respondiste burlona mientras continuabas intentando palparlo. Era imposible que me encendieses tanto sin apenas conocerme. Aunque, siendo sinceros, en ese momento sentía que me entendías más que muchas parejas con las que compartí meses.

21.7.12

Viajando sobre tus raíles (II)


'Uy, gracias', contesté con una cordial sonrisa mientras, torpemente, recogía las cosas en mi mochila. 'No te he despertado, ¿no?'. No, cariño, pero hubiera pagado todo lo que tengo en la cartera si me hubieras despertado con esa voz. Que baje el libro es buena señal, ¿no? ¿O sólo intenta ser educada?

'No, no, claro que no. Si además, no quería dormir. Me apetecía pensar un poco en este viaje, pero como he madrugado tanto...', por favor, que me calle. Por favor, por favor, por favor... que es uno de esos días que no soy capaz de parar de hablar. 'No te preocupes, no me refiero que no quiera hablar contigo, simplemente que...' Se está riendo. Bueno, así tengo excusa para parar. 'Qué gracioso eres'. Bueno, venga, que puedes dar algo mejor de ti. Respira hondo. Hay gente que se lo merecía menos y le has dado esa parte de ti que es jodidamente genial y divertida. Esta chica, por lo menos, ya te ha arrancado varias sonrisas.

- Oye, no te pases, que todavía soy un pobre hombre en proceso de despertarse -bueno, por fin parece que estoy sereno- aunque parece que tampoco te molestaba que estuviera durmiendo, seguro que te resultaba divertido y por eso te sentaste ahí...

- Qué tonto. La verdad es que en el viaje de ida me puse en este sitio, así que ahora que estoy volviendo vine casi instintivamente sin pensar, ¡y casi me pego un susto al darme cuenta que había un chico ahí dormido! Aunque he de reconocer que sí dabas una imagen bastante graciosa...

- Pues claro, no te preocupes, si para eso estoy, ¡como bufón no hay quién me gane! -siempre me ha encantado la cara que pone la gente cuando no sabe si están bromeando o en serio, espero que entienda mi sonrisa- Pero no te preocupes, yo te entretuve durante un rato y ahora a cambio te toca a ti. ¿Te molesta que me siente más cerca? Bueno... puedes empezar. Tenemos varias horas para que seas tú quién me distraiga contándome los últimos... ¿veinti-cuántos años? - Creo que he escogido bien las palabras, porque está sonriendo y parece realmente sincera.

- Bueno, a ver por dónde empiezo...

20.7.12

Viajando sobre tus raíles (I)


Necesitaba escaparme y he sido capaz de hacerlo. Todavía no me creo que me haya atrevido, pero aquí estoy. Ni siquiera soy capaz de deciros hacia donde he cogido el tren sin tener que mirarlo. Estoy totalmente taquicárdico. Pero me hacía falta. Y estoy seguro que merecerá la pena. Me lo merezco.

Llevaba ya una temporada en la que lo estaba pasando bastante mal y siempre me decía a mí mismo que un cambio de aire, por fugaz que fuera, podría ayudarme mucho. Obviamente todos hemos pensado esos muchas veces, pero esta mañana no fui capaz de soportar más y simplemente me compré un billete en tren para partir a la costa, a casa de un amigo que espero pueda alojarme. Debería llamarle ahora pero mejor esperar y tranquilizarme, que total va a ser un largo viaje. Mejor, así puedo pensar qué haré con estos días de relax... joder, siempre igual. Cuándo aprenderé que relajarme es relajarme, no pensar qué cojones voy a hacer. A ver si encuentro mis casos y me pongo la música lo suficientemente alta como para evitar pensar...

Está especialmente vacío el tren, aunque es lógico estando en estas fechas. A parte de algunos pobres que tengan que ir a hacer negocios, y no creo que cojan este tren regional, pocas personas las veo cometiendo estupideces como las mías. Cada vagón eran dos grandes compartimentos separados por unas puertas de cristal que se podían cerrar para insonorizarse, y yo estaba totalmente solo en ese vagón. Bueno, o eso creía. Como principio del cambio me había prohibido sentarme en la esquina que suelo ocupar en los trenes, para tener controlado al resto de pasajeros, y estaba mirando a la cola del vagón que, al ser el último, era una pierna totalmente cerrada para cuando el conductor quisiera cambiar de cabina. Joder, qué buena es esta canción. Voy a disfrutarla un momento...