7.12.11

Deberíamos habernos refrescado.. (II)


La tarde fue pasando entre juegos y caricias. Cada vez menos disimuladas pero siempre con miedo de la gente de alrededor. Tus manos me acariciaron sobre la ropa, y las mías se atrevían a jugar bajo tu suave tela. Los juegos conseguían que mi frágil cabeza no pudiera contener a mi cuerpo; y tus ansias también se liberaban sin que ninguna atadura lograra contenerlos. Por suerte estaba haciéndose tarde y decidimos volver a casa para tomar algo de cena. Nos moríamos de hambre con tanto juego, y necesitábamos descansar del calor en tu casa unos minutos. No sabíamos si habría gente en tu casa pero la esperanza es lo último que se pierde, aunque lo descubrimos al poco tiempo al responder tus hermanos cuando sonó el telefonillo. Tu madre acababa de salir momentáneamente y los había dejado a ambos en casa... entre los males, el menor. Entramos, buscamos algo de comer y aprovechamos para que te cambiaras de ropa. Ambos lo estábamos deseando y... ya la cabeza dejaba de regir nuestros impulsos. Saludamos a tus hermanos, entramos en tu cuarto y yo me tumbé en tu cama mientras tú metías la ropa en el baño para cambiarte. No era lo que queríamos pero... no podías cambiarte frente a mí con tus hermanos delante, así que te limitaste a entrar en el baño. '¿Tiene pestillo tu puerta?', susurré antes de que entraras. 'Creo que tendremos 10 minutos libres ya que mis hermanos estarán distraídos... ¿No crees?'. Sonreí. 'Déjamelo a mí, y tú disfruta'. Cogiste la ropa rápido para que no pudiera verla y te metiste en el baño cerrando levemente, dejándolo entornado. Yo no podía contenerme y trataba de dar vueltas alrededor de la cama debatiéndome en qué hacer... hasta que de un susurro me llamaste. Saliste del baño con un vestido negro de infarto con la cremallera bajada. Te pusiste al borde de la cama y me pediste que te ayudara a subirla. Lo intenté... juro que lo intenté hacer lo que me pediste pero la parte de mi cuerpo que gobernaba mis manos no podía desaprovechar la oportunidad de que tu vestido cayera y terminé de bajar la cremallera, en vez de subirla. Me miraste con cierto toque de odio y.. lujuria.. pura lujuria. Entonces no pude más y te empujé para que cayeras sobre la cama. La falda voló y dejó ver la ropa interior negra... y el magnífico trasero que te hacía. Sin ningún tipo de espera casi sobre ti mientras tu estabas boca abajo... y empecé a devorar tu cuello, tu espalda, mis manos pasaban por tu costado y disfrutaban de tus pechos que necesitaban ser liberados... y mis manos los disfrutaban hasta que el pezón pudiera ser cogido entre dos dedos.. y mis besos seguían bajando, esquivando la tela para poder morder carne. Mis manos olvidaron tu pecho... se apoyaron en tu muslo mientras mis labios en tu oreja te susurraban 'no gimas.. nos oirán'. Los dedos subieron del muslo y volvieron a entrar en ella. Húmeda, excitante, perfecta.... entraron sin reparos. Uno con delicadeza mientras su compañero le seguía poco a poco y buscaban la presión perfecta. Tus piernas se fueron abriendo involuntariamente incitándome a continuar... cada vez más rápido, más fuerte; mientras mi otra mano jugaba con tus labios y mordiscos llovían sobre tu cuello y tu hombro. 'Van a venir..' susurrabas entre suaves jadeos, casi suplicando que ni aún así parase. 'Yo paro si quieres... pero entonces antes de que acabe el día me tendrás que dejar continuar... y te tocará a ti ayudar.' Mis labios rodeaban tu oreja... y mis manos no se paraban. Cada vez más rápido. Con más pasión. 'Acepto...' susurraste. 'Acepto.... pero por favor.. van a venir...'. 'Sólo si firmas el contrato con un beso...'. Ladeaste la cara para poder besarme, mientras mis manos no paraban. No eras capaz de abrir los ojos, tan solo abriste los labios y te besé. Durante todo el besos mis dedos no te dieron tregua, de hecho juraría que fue uno de los besos que más has alargado. Terminó y paré, como lo prometí.



Entonces ya eran nuestros instintos los que guiaban cómo nos comportábamos. Mientras caminábamos se nos escapaban ligeros mordiscos, comentarios divertidos e incluso algunas caricias. Era bastante oscuro ya y era divertido caminar entre las farolas disfrutando de esos rincones donde se perdía visibilidad. Te abrazaba por la espalda y apoyaba las manos en tus muslos levantando la falda, tú te acercabas a mí para sentir si todavía estaba alegre de tenerte cerca... reías, me comentabas que te encantaba sentirla tan cerca, me besabas rápidamente y jugabas a apoyar tus manos en mi muslo y que cayeran sin querer. El camino hacia la parada del autobús fue demasiado divertido y se nos pasó el tiempo volando... por lo que al llegar, vimos que el bus ya se estaba yendo. Me miraste asustada... 'no te preocupes, no era el último, ¿no?'. Miraste para comprobarlo. 'No, hoy hay también otro más, pero es dentro de hora y media'. 'No hay problema, seguro que se nos ocurre algo que hacer'. La verdad, a mí se me ocurrían un millón de ideas pero ese parque estaba bastante lleno de gente, por lo que nos apoyamos en un bordillo para seguir hablando entre tonterías. No podíamos evitar continuar besándonos y jugando con las caricias, así que empezábamos a sentirnos incómodos rodeados de tanta gente. '¿Se te ocurre algún lugar donde ir?', te susurré mientras mis manos rodeaban tu espalda y trataban de agarrarte para que no te escaparas. 'Pues... la verdad no se me ocurre, como no sea la piscina...'. Las manos ya estaban donde debían estar, te levanté en peso y me dirigí hacia la piscina sin que ni siquiera pudieses terminar la frase. Reías y me pedías que te soltara, así que te dejé caer tirando de tu mano para llevarte rápidamente. Los bancos enfrente de la puerta de la piscina estaban ocupados, pero buscamos entre la reja una esquinita donde poder subir. Tú simplemente me llamabas loco y te negabas a hacer estas tonterías; yo cada vez que me llamabas loco te plantaba un beso, y te decía que sólo tenías que atreverte para pasar la mejor noche de tu vida. 'Me lo debes... antes paré'. Te susurré, mientras no podía evitar comerte a besos. Tú me seguías el juego. Encontramos un sitio cómodo donde saltar la valla y yo me ofrecí a ayudarte a saltarla y luego saltarla yo. Tardé en convencerte pero... mereció la pena. El vestido, mientras te subía en mis brazos, era incapaz de ocultar nada y ver tu trasero como lo había visto antes en tu cama... volvió a desesperarme. Conseguimos saltar y... por fin estábamos en el césped y te llevé de la mano hacia donde habíamos estado esa misma mañana. Te sonreí. 'Creo que por fin podemos retomarlo donde estábamos antes, ¿no crees?'. Me mirabas con asombro. Pensabas que estaba loco pero... te encantaba. Te encantaba descubrir hasta qué límite podrían llegar las locuras que haría por ti... te encantaba descubrir que en verdad, carecía de ese límite. Sentías que cada momento podía convertirse en la aventura que estábamos viviendo ahora... que por fin estabas viviendo esa aventura. 'Pero esta vez no hay toalla... ni bikini'. Sin contestar me quité la camiseta y la tiré al suelo para que te pudieses sentar sin que te molestase la hierba, 'El bikini se improvisa igual.. a mí también me sobrará el bañador, y lo sabes. Y... a cambio los bichitos duermen, y... ¿ves alguien más alrededor? porque creo que es el momento de dejarnos de palabras..'. Me acerqué a ti y te ayudé a caer suavemente sobre la camisa, mientras yo me apoyaba sobre ti. Todos hemos visto esas escenas en las películas y no se podían ni comparar a nosotros ahora mismo. Tu pelo caía sobre la camiseta, y mi cabeza estaba ladeada para poder besarte mejor. Mi brazo izquierdo me hacía de apoyo en el suelo mientras el derecho recorría desde tu hombro hasta tu mano, que estaba posada sobre tu muslo. Tenías una pierna levantada y la otra apoyada entre mis dos piernas. Mi rodilla se apoyaba casi en tu ingle... y el beso fue eterno. Todo olía a ti... cuando entraste en el baño volviste a darte una ración de colonia y me parecía el cielo. Tu mano me rodeó con ternura la espalda, pidiéndome que no me alejara, que te dejara sentirme cerca. Yo te comía a besos, separándome de tu boca para besar suavemente tu cuello y tu barbilla. Tu simplemnete te relajabas y me ofrecías el cuello para que lo mimara... hasta que empezaste a mimarme tú desde la oreja, recorriendo la escasa barba y llegando a moderme los labios. Una de tus manos me acercaba a tí desde la espalda, y la otra se apoyaba en el límite del bañador y subia por mi torso haciando presión. Cuando empezaste a llegar al pectoral, clavaste levemente la uña y continuaste besando. Jugamos a amarnos como en las películas durante unos minutos. Las películas son divertidas pero... ninguna llega a la mejor parte.

Me deshice de tu vestido y lo dejé caer a un lado, mientras con las manos guiaba tus piernas para que se apoyaran abiertas. Simplemente me limité a recorrer tu cuerpo de besos. El muslo, cuello, escote, costado, entre los pechos, ombligo, vientre, mordiendo la goma de la ropa interior para tirar de ella e incluso sobre la tela besaba tu sexo. Simplemente te dejabas mimar y suspirabas disfrutando como mis dedos de recorrían con suavidad, hasta que susurraste 'la piscina está sola'. Lo llevaba deseando. La verdad es que me entraron unas ganas horribles de poder estar agusto en la piscina. Tu te levantaste y fuiste directa a la piscina donde hacíamos pie, para poder jugar, mientras me mirabas para que me diera prisa. Yo me quité el bañador... era jugar sucio que yo llevara bañador y tu te tuvieras que conformar con ese cullote. corrí tras de ti, te alcancé y te cogí en brazos para entrar en la piscina. Los dos sabíamos que estaría congelada, pero merecía la pena. Te planté un beso mientras todavía te tenía en brazos y, en el borde, susurré 'te juro que olvidarás el frió... de eso ni te preocupes'. Entré en la piscina con cuidado mientras te llevaba en brazos. El agua subía por mi pierna como si fueran dedos congelados de una mujer... sabes que eso me vuelve increíblemente loco, y sólo consiguió aumentar mi erección. Mientras te mantenía en lo alto, no sufrías el frió del agua y me bañabas a besos el pecho. Hasta que lo sentiste. Tu cuerpo dio un respingo, te agarraste más a mi e involuntariamente me hincaste las uñas en la espalda. Yo sentía como me mordías el pecho para sobrepasar el frío, y al mirarte pude ver como se remarcaban los pezones sobre el sujetador. Me volvió loco. y te solté sobre el agua para poder besarte como si estuvieras tumbada sobre algo sólido. No te separaste de mí, el frío lo impedía, y para combatirlo decidiste salir del agua lo máximo posible... saltando sobre mis brazos. Te tenía cogida por la cadera, con tus piernas rodeando mi cintura, con tu cabeza sobre mi cuello y tu pelo empapado chorreando por mi pecho. Te tenía con tu pecho contra el mío, sintiendo levemente dos pequeños botoncitos; con tus manos aferrándote a mí y sintiendo mi erección contra tu cadera... Sentía como te tenía para mí. Te besé... de besé mientras una de mis mano escalaba por tu espalda atrayéndote más a mi y la otra usaba tu trasero como asadera para mantenerte. Te besé mientras tus uñas bajaban hasta mi trasero dejando marcas por el camino, y seguí besándote cuando mi mano llegó a tu sujetador y lo desabrochó. No te importaba. Nada importaba. Porque nos seguíamos besando. Te volví a coger con las dos manos, te levanté unos centímetros y tu te separaste. 'Así que eso es lo que quieres, ¿eh?', susurraste mientras me mirabas con una sonrisa juguetona. te deshiciste del sujetador y lo lanzaste fuera del agua, mientras me mirabas 'ya son todas tuyas. Libres y con frío... ¿no vas a hacerles nada?'. Mis manos estaban heladas por el tacto con el agua así que no podía usarlas para eso. Levantándote te apoyé en el borde de la piscina con las piernas dentro del agua, y te recosté hasta que tus pechos estuvieron al alcance de mi boca. Y los devoré. El pezón estaba duro así que me limité a humedecerlo para no dañarlo y a propinarle pequeños mordiscos. Mientras yo besaba tus pechos, tú te limitabas a jadear y a rodearme con las piernas para atraerme más a ti. 'Quiero sentirla pegada a mí' me decías, y con los pies bajaste los calzoncillos lo justo para liberarla. Cuanto estuvo libre sentiste como se apoyaba contra tu sexo sobre la ropa, cómo palpitaba mientras te devoraba el pecho y tú jadeabas como una loca. Cuando no pude más me limité a cogerte en brazos, coger tu sujetador y volver hacia donde estaba la ropa. Me pediste que me tumbara, buscaste el preservativo entre mis bolsillos y lo dejaste de lado. Empezaste a jugar con mi miembro y a disfrutarlo... primero con la mano mientras me besabas y luego con la boca mientras tus manos me acariciaban. Cuando sentiste que fue el momento me pusiste el preservativo y, sentada sobre mí, me cabalgaste. Empezaste con suaves jadeos y acabaste sin miedo a gemir. Probamos tú encima, yo ahora, de lado... cualquier postura que se nos ocurriese la cumplimos hasta que terminé. Entonces, con ganas todavía, no pude contenerme en tumbarte y continuar lo que dejé a medias con la lengua... hasta que las fuerzas volvieron a mí y tuvimos que usar otro preservativo.

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