20.7.12

Viajando sobre tus raíles (I)


Necesitaba escaparme y he sido capaz de hacerlo. Todavía no me creo que me haya atrevido, pero aquí estoy. Ni siquiera soy capaz de deciros hacia donde he cogido el tren sin tener que mirarlo. Estoy totalmente taquicárdico. Pero me hacía falta. Y estoy seguro que merecerá la pena. Me lo merezco.

Llevaba ya una temporada en la que lo estaba pasando bastante mal y siempre me decía a mí mismo que un cambio de aire, por fugaz que fuera, podría ayudarme mucho. Obviamente todos hemos pensado esos muchas veces, pero esta mañana no fui capaz de soportar más y simplemente me compré un billete en tren para partir a la costa, a casa de un amigo que espero pueda alojarme. Debería llamarle ahora pero mejor esperar y tranquilizarme, que total va a ser un largo viaje. Mejor, así puedo pensar qué haré con estos días de relax... joder, siempre igual. Cuándo aprenderé que relajarme es relajarme, no pensar qué cojones voy a hacer. A ver si encuentro mis casos y me pongo la música lo suficientemente alta como para evitar pensar...

Está especialmente vacío el tren, aunque es lógico estando en estas fechas. A parte de algunos pobres que tengan que ir a hacer negocios, y no creo que cojan este tren regional, pocas personas las veo cometiendo estupideces como las mías. Cada vagón eran dos grandes compartimentos separados por unas puertas de cristal que se podían cerrar para insonorizarse, y yo estaba totalmente solo en ese vagón. Bueno, o eso creía. Como principio del cambio me había prohibido sentarme en la esquina que suelo ocupar en los trenes, para tener controlado al resto de pasajeros, y estaba mirando a la cola del vagón que, al ser el último, era una pierna totalmente cerrada para cuando el conductor quisiera cambiar de cabina. Joder, qué buena es esta canción. Voy a disfrutarla un momento...


Coño, creo que me he quedado dormido. Llevamos ya casi tres cuartos de hora de viaje, y ya soy incapaz de reconocer el paisaje. Aunque, para ser sinceros, no es especialmente bonita esta zona de la meseta castellana, así que será mejor volver a echarse otra cabezadita y... ¡Joder! Esa chica no estaba antes ahí. Aunque eso no te da derecho a mirarla como un acosador como estás haciendo, ¡contrólate! Y tampoco es buena idea mirar el resto del vagón a ver si está lleno, que pareces tonto. Es raro que se haya sentado tan cerca estando todo vacío, pero tal vez simplemente le gusten estos rincones como a mí. Debería entenderlo yo mejor que nadie. Aunque, seamos sinceros, probablemente diera una visión bastante cómica estando dormido y con espectáculo pasa antes el viaje.

¡Pero si me está sonriendo! ¿Por qué cojones no me había dado cuenta antes? Debo parecer un loco mirando a todos lados. Pero venga, tranquílate, que no es la primera chica que tienes cerca. Y ni siquiera está cerca. Aunque tiene una sonrisa preciosa, de esas brillantes y amplias. La mandíbula le provoca una curva en el pelo genial. Bueno, la verdad es que es bastante guapa en general. Una de esas chicas que tienen cara de niña buena, de tiernas, que te incitan a quererlas y protegerlas como si fueran tu hermana pequeña, o tu amiga de toda la vida. Aunque, por experiencia propia, he de reconocer que esas niñas tiernas luego en la cama siempre suelen tenerme reservadas sorpresas...

Joder, normalmente no me paso el día pensando en sexo, contrólate. Voy a empezar por quitarme los cascos, así, que parezca que realmente me apetece más su conversación que esta música. Aunque esta es jodidamente buena, pero... en fin, un sacrificio menor. Además, por ahora no han conseguido despejarme la cabeza, tal vez hablar sí. Y... ¿ahora qué hago? Coño... si se está riendo. Y yo estoy sonriendo, ¿cuándo he empezado a sonreír? Y... ¿me está señalando la entrepierna? ¿Qué? No me habré despertado con una erección, ¿verdad?

'Parece que todavía estás dormido', y volvió a reírse. Tenía una voz tierna que parecía encajar perfectamente con su cara. ¿Conocéis esa sensación que una voz no está en armonía con un cuerpo? Pues ella era totalmente lo contrario. Joder, contrólate, que te ha encandilado sin decirte nada. 'Se te han caído los cascos', terminó de decir de una manera tan tímida que parecía como si le doliese hablar. Entonces miré a mi entrepierna. Claro, mis cascos estaban caídos y enganchados con mi mochila. Fue entonces cuando me arrepentí que no hubiera sido una erección, la verdad es que hubiera sido mucho más divertido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario