11.7.12

Recordando tu perfume (III)


 Obviamente, no era la primera vez que te daba un masaje, y sabía claramente cuál era la parte de tu cuerpo que más te relajaba. Así que, tras terminar con tu espalda con unos bailes de la yema de mis dedos sobre tus lumbares produciéndote escalofríos, bajé hasta la goma de tu ropa interior para comenzar a amasar con cuidado y decisión tus glúteos. Sé que te encanta, y en el mismo momento que te quitaste los pantalones estaba deseando poder jugar con mis dedos. Fue entonces cuando, por la presión y la situación, oí claramente cómo de tus labios se escapaba un claro 'ah..'. ... .

Yo estoy seguro que hay gemidos que podrían ser capaces de provocar guerras. Hay gemidos que está clarísimo son muchísimo más excitante que cualquier escote y, supongo que no será casualidad, son los gemidos más sinceros e involuntarios los que despertarían el deseo incluso en el célibe más convencido. Me gustaría de verdad describir una progresión donde la ternura deja pasar a la pasión de una forma más paulatina y suave. Me gustaría que el lector fuese entrando en materia poco a poco, con cuidado, hasta llegar a la cumbre de la excitación. Pero no fue así. Todavía hoy en día cuando recuerdo la sensación que me provocó ese gemido tengo que respirar hondo y obligarme a tranquilizarme. Este fue el punto que marcó la diferencia. El momento que señaló a mi cuerpo que no iba a perder la erección en un largo rato. El instante que obligó a mi mente trabajar a un límite insospechado para poder exprimir lo mejor de mí. Llámalo instinto de procreación, pero sacas lo mejor de mí. Fue entonces cuando recordé todas las conversaciones en ese verano. Cuando mi cabeza decidió incluso volver más atrás, y recordar otras situaciones con las que poder comparar ese sonido en aras de lograr catalogarlo. Fin del juego. Habías alcanzado el nivel difícil, y habías hecho añicos mi jefe final que era mi autocontrol en ese momento. He de reconocer que luego, pensándolo en frío, me preocupa haber sido demasiado directo y salvaje pero... en ese momento no había otra opción. Sencillamente no la había. Y... en fin, luego recuerdo cuánto disfrutaste y se me olvidan esos miedos. Continuemos.


'Yo creo que te he cuidado tantas veces la espalda que deberías tratarme ya como un masajista profesional', te dije con una sonrisa pero fuiste perfectamente consciente de la lascivia con la que iba cargada cada una de mis palabras, hasta el punto de que se te cortó por un instante la respiración y abriste ligeramente un poco más las piernas. Además sentías como el tacto de mis dedos en tus nalgas se había vuelto más firme, lo cuál te excitaba y asustaba casi a partes iguales. 'Y sabes que los profesionales no te permiten continuar con la ropa interior, ya que entorpece el trabajo', sentencié con firmeza. No había burla. No era uno de esos comentarios que a veces se dejan caer y se quedan en una broma. Antes de que fueses capaz de procesar lo que acababa de decir sentiste como dos de mis dedos entraban por la parte inferior de tus braguitas, rozando tus labios mayores, y tiraban con cuidado pero decididos hacia abajo haciéndolas deslizarse. Simplemente te sorprendió sentirme así. No estabas acostumbrada a que fuera tan lanzado salvo en algunos juegos de imaginaciones que habíamos hecho, y no eras capaz de reaccionar así que cuando te quisiste dar cuenta tu ropa interior acompañaba en el suelo a tu pantalón y la camisa. Simplemente contuviste la respiración.

Si lo de antes era un regalo para la vista no os podéis imaginar lo que suponía ver, entre tus piernas escasamente abiertas, como tus labios mayores iban cogiedno algo de color e incluso grosor mientras yo continuaba con firmeza amasando tu trasero. Acto seguido, en un excitante e incómodo silencio, continué por tus piernas como si nada pasara. Como si no pudiera ver tu sexo excitándose con la situación. No fui capaz de mirar otra cosa que no fuera tu trasero con el inicio de tu cueva, así que con brío termine de masajear una pierna para comenzar con el tobillo de la contigua.

Esta vez aproveché para trabajarla de abajo arriba, estando en unos minutos a la altura de tu muslo y ampliando los movimientos para, con una deliberación clara, rozar con mis dedos tus labios en algunos movimientos confirmando, como esperaba, que te encontrabas más húmeda de lo que serías capaz de reconocer. 'No te hagas la incómoda, parece como si te molestase todo esto', te dije tratando de pincharte mientras terminaba con los pases de tu muslo y me alargaba tratando la cara interna de los mismos para, con descaro, poder acercarme demasiado a tu sexo. 'No sé, es que es raro...', dijiste con timidez. Te tenía en mis manos. Y te haría disfrutar. '¿Raro?', contesté marcando el tono de sorpresa y esta vez apoyando sin ningún tipo de tapujo la palma de mi mano tapando tu entrada. 'Pero si no es la primera vez. Además... reconócelo, en el momento que me abriste la puerta lo estabas deseando', contesté mientras de mi mano iban despegándose los dedos para acariciar tus labios mayores en toda su longitud provocando de nuevo un gemido, 'aunque seguro que no lo estabas deseando tanto como ahora porque joder, estás empapada'.

Continué torturándote recorriendo el exterior de tu sexo mientras mi otra mano masajeaba tu trasero aprovechando para abrir tus nalgas y regalarme una mejor vista. Me separé un instante de ti para abrirte más las piernas y, con mi mano húmeda, cogí al lado de tu rostro uno de los cojines para que pudieses oler y sentir cómo de perdida estabas. Aproveché el cojín para elevar tu trasero y disfruté unos instantes de la posición privilegiada de mi mirador para memorizar cada detalle de esa postal. Iba a querer recordarla muchas veces. Entonces volví a atender tu ansioso sexo esta vez siendo más cariñoso con la parte superior del mismo y sintiendo como tenías ya el clítoris hinchadísimo por la excitación. 'Joder, no te imaginaba tan perra. Pensé que me lo ibas a poner más difícil, la verdad'; bromeaba con deseo, ya que siempre he considerado que un sexo sin palabras pierde mucha parte del juego; 'pero parece que me voy a cobrar todas esas veces que este verano te ha gustado jugar a volverme loquito. Joder que si me las voy a cobrar, voy a disfrutar de todo lo que me has privado este tiempo. Aunque parece que eres tan zorra que lo disfrutarás incluso más que yo', y remarqué la palabra zorra introduciendo de golpe dos dedos en tu más que lubricada gruta, convirtiendo los agudos gemidos que al principio me dedicabas en un hondo y sentido 'ah'.

Yo con una mano castigaba tu clítoris mientras la otra entraba y salía de ti cada vez con más ritmo aprovechando para magrear tu culo como punto de apoyo. 'Joder me estás poniendo malísimo con este chapoteo, no sé si tendré que dejarte a medias para cascarme una paja porque me va a reventar joder'. Al terminar giraste el rostro para buscar con la mirada mi entrepierna, y moviste una de tus manos a tientas para encontrarme. Los dedos que jugaban con tu perla se soltaron para cogerte con rudeza la muñeca que movías y apoyarla sobre tus lumbares, aprovechando para acariciarlas de nuevo. 'Quieta, y pórtate bien que no quiero perder el tiempo teniendo que atarte. Joder, si es que cómo se nota que te han tenido desantendida este verano, estás estrecha de cojones', te dije agachándome lentamente para ponerme a la altura de tu oído mientras mis manos seguían en tu lumbar y penetrándote. 'Cuando te meta la polla ahí voy a sentirme en el jodido paraíso', me excita susurrarte mientras lamo la parte superior de tu oreja, 'aunque será una pena los siguientes que vengan porque te voy a joder tanto que volveré a dejarte abierta de nuevo. Aunque tampoco les molestará. Deberían pagar por follarse un cuerpazo como el tuyo, es una suerte que te conozca tanto y pueda disfrutar de ti... gratis'. Mordí tu lóbulo antes de volverme a incorporarme.

Con la mano libre me deshice del botón y liberé de su prisión a mi cuerpo, mientras la otra seguía penetrándote con rudeza. Habías dejado de disimular los gemidos y estabas gritando de verdad, mientras yo disfrutaba diciéndote guarrerías mientras una de mis manos cambiaba de tu sexo al mío. Te sentía temblar desde hace unos segundos y me gustaba jugar con el ritmo para mantenerte en ese límite durante un poco de tiempo, hasta que volví a acercarme a tu oreja. 'El primero te lo regalo, porque eres una zorrita que se ha portado muy bien manteniendome cachondo todo el verano. Por este no tendrás que hacer nada. Disfrútalo, que te lo has merecido', mientras mis ya cuatro dedos parecían taladrarte provocando que mordieses la almohada. 'Eso si... los próximos tendrás que ganártelos con sudor. O con saliva, más bien'. Entonces dejaste el cojín en par para clavarme la mirada. 'Métemela'.

Yo no fui capaz de reaccionar por la sorpresa, aunque mi mano continúo masajeándote las entrañas. 'Que me la metas, joder. Quiero correrme contigo dentro'. Sonreí triunfante mientras sentía como mi polla iba a reventar de lo dura que estaba. 'Pero mira que eres golfa, te regalo un masaje y encima andas pidiendo. Si es que con una ninfómana no se puede tener un puto detalle', decía mientras me iba colocando sobre ti. '¿Quieres polla? Pues polla tendrás. Eso sí, no pretendas decirme que pare cuando te corras, porque voy a continuar metiéndotela hasta que tus alaridos hagan venir a la puta policía'. Apoyé la cabeza sobre tu entrada y, casi sin querer, se deslizó hacia dentro por lo receptiva que estabas. Me acerqué de nuevo para susurrarte, 'disfrútalo, mi putita. Porque tienes que sacarme la leche que te llevo guardando todo el puto verano para ti. Porque sé que te vuelven loca estas cosas', entré hasta el fondo y me quedé unos instantes acomodándome, 'y porque después de provocar que la mitad de las putas noches me la cascase pensando en ti te mereces más polla de la que nunca serías capaz de pedir. Disfrútalo, puta, porque esto lo he hecho para ti'.

2 comentarios:

  1. excitante aunque creo que te has pasado demasiado con el "zorra" y "puta"

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  2. Personalmente creo que eso es lo que encierra la esencia de 'te tengo en mis manos'. De hecho, jugar con las palabras es lo que considero realmente excitante y, por suerte, creo que algunas mujeres que he encontrado en mi vida también lo entraban muy excitante. Como todo, irá en gustos intuyo :)

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