16.11.11

El pase de tus piernas (I)


Viniste realmente espectacular. Creo que lo hiciste queriendo desesperarme a primera vista... esta faldita corta vaquera con ese palabra de honor te quedaba de lujo; haciéndote el escote justo para que pueda perder la mirada si no me controlo, pero sin llamar excevisa atención. Dejaban ver tus largas piernas que terminaban con unos tacones que sí, son incómodos pero... ambos sabemos que las estilizan como ninguna otra prenda. Llevabas el pelo suelto y unos pendientes que brillaban escondidos entre el cabello. El maquillaje justo para resaltar tu belleza sin llegar a sobrenatural. Te hacía unos labios que me costaron comerlos a besos. Por suerte me contuve, pero se me notaba en la cara que siempre que te miraba... me ponía nervioso.

Habíamos dado una vuelta con intención de ir al cine. La vuelta era larga, para llegar a cansarnos físicamente y sobretodo para poder decir todas las tonterías que se nos ocurrieran hasta llegar a hartarnos; ya que no podríamos hablar en el cine. Hablamos de tí, de mí, de tonterías y de locuras; de amigos y de gente perdida; de manicomios y de deseos, sí, también hablamos de los deseos que nos comían por dentro. Y ambos compartíamos el mismo... el uno por el otro. Era difícil no llegar a desear algo que sabes que no puedes tener y... el juego se hacía divertido. Sabíamos que llegaría un momento en que tendríamos dejaríamos de jugar porque no nos conformaríamos sólo con eso; pero hasta entonces era divertido disfrutarlo. Tú te dejabas seducir y luego me seducías; tratando de ponérnoslo dificil aunque los dos lo estuviéramos deseando. Se nos hizo corto el camino, aunque traté de ayudarte por los tacones e incluso en trozos te llevé en brazos con las escusas más tontas; sólo quería disfrutar de poder sentirte cerca. Olías de maravilla... y cualquier escusa era buena.



Al llegar al cine discutimos qué película ver; porque la que estaba de moda no tenía pases que nos vinieran bien por la hora e incluso tenía pases llenos, por lo que nos metimos a una comedia tonta. La escusa era estar juntos riéndonos y cotilleando. La película empezaba media hora más tarde y yo tenía que rellenar el agua para meterla en tu bolso; y así nos ahorrábamos unos eurillos. De camino al baño nos dimos cuenta que estaban francamente vacíos... y... empezaron a llegar imágenes fugaces a mi cabeza. Notabas como me ponía a cada paso más nervioso e.. intuías porqué. Me metí en el baño de chicos, empecé a rellenar el agua 'puedes entrar para hablarme, que no hay nadie...'. Y así hiciste. Entraste.. hablamos un momento y... me di cuenta que estabas muy cerca de una pared. Entre broma y broma no pude evitar acercarme de imprevisto hasta ponerme a escasos centímetros de tí, acariciar con mis labios tu mejilla acercándome a los tuyos pero... no haciendo más. Mis manos se apoyaron en tu cadera...subieron un poco la camiseta arrastrándola y te volvieron a soltar. 'Te debía una, de aquella vez que tú jugaste conmigo..' te susurré al oído mientras lo acompaba con un beso en el cuello. Luego seguí caminando para salir como si no hubiera pasado nada... y tú me seguías todavía en estado de shock. Ahí fue donde empezamos a ver la cita con otros ojos.
Entramos en la sala y se notaba que no era una película que fuera a haber demasiadod buena... estábamos bastante arriba, y sólo había un par de personas más en las primeras filas. Nos reímos pensando que la peli iba a ser bastante asquerosa, aunque a ambos se nos ocurrieron muchas cosas al ver la sala vacía pero... tratamos de obviarlas. Nos sentamos en nuestra butaca arriba, continuamos diciendo tonterías porque no quería dejar de oir tu risa en ningún momento. Pero... no podía evitarlo. Y poco a poco mis manos acababan cayendo sobre tu rodilla sin poder evitarlo. Estaban suaves... suaves y dulces. Ya con la escusa las había mordido un par de veces pero nunca me cansaré de jugar con ellas. Apoyar mi mano en la rodilla y sin querer subirla un poco.. y otro poco... por suerte el límite de la falda me paraba. Tú me debajas jugar porque... te encantaba que jugara, y más cuando en el juego estaban tus piernas. Empezó la película y tuvimos que empezar a hablar en susurros. Yo cada vez me buscaba menos escusas para apoyar mi mano en tu pierna y simplemente lo hacía. Los dos empezamos a disfrutar de la película y tratábamos de obviar que mis llemas estaban jugando con tu pierna y escalando poco a poco en el muslo hasta toparse con la falda; mientras tus uñas estaban en mi brazo agarradas y se incaban cuando más cerca del tronco estuviera mi mano. Simplemente veíamos la película, que trataba sobre un Don Juan italiano que trataba de seducirlas a todas... y ahí fue cuando me volviste a confesar que te podía el italiano. Me acerqué con una sonrisa en el rostro a tu oído 'ma io no so parlare niente de italiano, ragazza. L'unica parole che so dire sonno: Sei veramente bella, bambina'. Me sonreíste. Es fácil entender cuando te susurran italiano, y cuando lo acompañan con un beso detrás de la oreja se entiende mejor aún. Entonces arañaste más mi brazo... querías decir que algo iba bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario