29.11.11

Necesitaba una peluquera (II)


Por muy congelada que hubiese puesto el agua, era imposible que esa ducha me calmase... la situación lo impedía. Mi cabeza no dejaba de soñar contigo leyendo esta historia... con suerte habías llegado a la parte en la que entrabas disimuladamente en el baño con la escusa de que querías comentarme algo. Jamás he llegado a cerrar la puerta mientras me ducho y... obviamente hoy tenía menos sentido incluso. Quizás te daría por disimuladamente escribirme mensajes con el vaho en el espejo, tal vez simplemente mantuvieses una conversación conmigo como si no me estuviera duchando desnudo a escasos centímetros, con suerte tendrías valor para desnudarte tú también y entrar y... Dios, la ducha no conseguía calmarme y sólo estaba deseando salir de ahí para poder verte por fin. Pero tenía que esperar. Tenía que esperar a que por lo menos terminases de leer a ver si mi imaginación se llegaba a hacer real... no podía más. Cuando me había lavado lo que quedaba de mi pelo salí de la ducha y me agencié una toalla. Secándome un poco, echándole algo de colonia y poniéndome la ropa interior, esta vez mejor elegida, me volví a colocar la toalla alrededor y abrí poco a poco la puerta. No había ruido, ninguno; y si no fuera imposible pensaría que te habías incluso ido de mi casa. Salí mientras tiritaba un poco por el contacto con el aire hasta el ordenador. No me habías oído llegar y estabas enfrascada en la lectura... tendría que haber esperado, si hubiera esperado tal vez... tropecé con el marco de la puerta, creo que no estaba nada sereno en ese momento. Levantaste la vista y sonreíste... te hizo gracia verme con una toalla a la cintura. No tengo un cuerpo bonito pero tampoco es desagradable de mirar... sonreíste y continuaste con la lectura. 'Entonces... ¿te gusta?'. Me volviste a sonreír y sin hablar tan siquiera mantuviste la mirada en el papel. Yo poco a poco me fui colocando detrás tuya para observar cuánto te quedaba... ya estabas por la parte final, la parte divertida, con suerte te estaría gustando y... me dí cuenta que seguías con el delantal puesto, apoyé mis manos en tus hombros y suavemente fui hacia tu cuello.



Estaba frío por la ducha y te estremeciste un poco al notar el contacto, pero ladeaste la cabeza para apoyarte mejor sobre mi mano. Estaba viviendo un sueño, y nada había conseguido calmarme hasta ahora así que simplemente me dejé volar. Mi boca cayó para besar tu pelo mientras mis manos seguías acariciando tu cuello y deslizándose por tu clavícula. Poco a poco, dedo a dedo, iban tratando de hacer incursiones hasta la suave piel que está sobre el escote y que siempre me ha encantado, hasta que casi toda la palma se encontraba recorriendo de tu cuello a tu escote. Parecía no molestarte, y jugabas a estar absolutamente enfrascada en la lectura. Si quieres jugar, jugaremos de verdad. Las yemas de mis dedos dejaron paso a el frío tanto de las uñas que bajaron por tu escote hasta toparse con el sujetador. Entonces te comenzaste a sobresaltar; mantuviste los ojos en la historia tratando de continuar la lectura mientras mis labios se apoyaban suavemente en tu cuello apartando con el rostro el pelo, y mis dedos recorrían el borde superior del sujetador haciendo presión sin llegar a colarse debajo. Estabas leyendo esto y no podías evitar dejar volar la imaginación... era cierto que me estaba aprovechando del momento pero ya lo digo yo otras veces, si yo lo provoco me tengo que hacer responsable. Y eso hice... hacerme responsable. 'Termina de leer... que luego te haré un examen...', daba suaves mordisquitos en tu cuello mientras mi mano rodeaba tu pecho sobre la tela; 'ah... ¿sí?', respondiste volteando la cabeza hacia el lado donde estaba mi boca. 'Si... voy a pedirte que repitas la mejor parte, a ver si te la has leído de verdad'. Mordí tu barbilla, te empujé suavemente con la mejilla para que mirases a la historia y metí mis manos en busca de tus pezones... creo que les gustó mi saludo, ya que crecieron con el suave contacto de mis yemas y me dieron una calurosa bienvenida. Cerraste los ojos levantando la cabeza mientras te mordías el labio... 'lee', susurré mientras te mordía cerca de la nuez. Una de mis mano continuó con tu pecho y la otra bajó hasta tu ombligo, llegando por dentro del delantal casi hasta la cintura de las bragas. 'Si ya terminé hace un ratito pero... no quería que parases'. Ahora fuiste tú quien mordiste mi mejilla, hasta que ladeé mi cabeza y nos besamos. Esto sí que empieza a merecerse ser un beso...

Te levantaste y cogiéndote en un abrazo continué besándote. Tú apoyaste una mano en mi cuello mientras la otra bajaba por mi espalda todavía húmeda de la ducha... entonces, por cosas del destino y porque francamente me daba igual; mi toalla cayó. Sonreíste, continuaste el beso y tu mano jugó a buscar mi culo sobre la ropa interior. 'Estoy en desventaja'... te susurré mientras mis manos recorrían cada centímetro de tu piel casi temiendo que fuera la última vez que te pudiese sentir tan cerca. 'Si no hubieses sido tan torpe y...', trataste de reprocharme antes de que con un dedo te pidiese silencio. 'Calla y ven... que todavía te debo una'. Con fuerza hinqué mis dedos en tus muslos, casi a la altura de tu trasero y te levanté en peso unos pasos hasta dejarte caer a lo largo del sillón. Como comprenderás el delantal lograba tapar bien poco, sobretodo cuando estás tumbada con las piernas ligeramente abiertas... eras mía, y pensaba disfrutarte al máximo. Me tumbé sobre ti besándote mientras tú ponías pegas a que te empujara... tus manos me recorrían por el costado tratando de arañarme. Te miré a los ojos... con un movimiento rápido apagué la luz y nos quedamos con una suave penumbra iluminada por el ventanal del balcón. Tu cara delataba que había sido una buena decisión. Volví a apoyarme sobre ti mientras una parte de mi buscaba apoyar mi miembro contra tu suave ropa interior, mientras tú me atraías para sentirme más. 'Te debo un favor..', susurré mientras bajaba por tu clavícula y tú lo entendiste... sabes que lo disfruto, que me divierte y aunque te diera vergüenza... a ti te apetecía incluso más que a mí. Con los dedos bajé por los costados el delantal y suavememente lo fui haciendo caer mientras recorría a besos tu canalillo hasta llegar a tu ombligo. Poco a poco tu cuerpo se iba descubriendo y sentía que me faltaban manos para disfrutarte... quería tenerlo para mí más y más, hasta tratar de saciarme de ti de una vez por todas. Lo necesitaba. El delantal acabó sobre el suelo y abriéndote las piernas con las manos fui jugando para hacerte disfrutar. Tardé un ratito en quitar la ropa interior porque era divertido ver como una parte de ti necesitaba que empezara ya y la otra le daba vergüenza que llegase el momento... te miré, te guiñé un ojo desesperado y... jugué a hacerte gozar con todas las armas posibles. Comenzaste con suaves suspiros mientras una de tus manos buscaba mi cabeza y añoraba que tuviese pelo para agarrarme... yo me limitaba a hidratar con mi lengua, sin ni siquiera usar los dedos, simplemente trataba de hacerte disfrutar con suavidad, ya habrá tiempo para darle caña. Vamos... sí... seguro que habrá más tiempo para darle caña. Aunque ahora que lo pienso... quizás no haya tiempo suficiente y... necesito oírte gritar ya. Antes de que fuera consciente mis dedos estaban apoyando la jugara, mientras mi lengua les llevaba la delantera en el ritmo unos centímetros más arriba. Entre que te gusta gritar y que no soy tan torpe... parecía una ópera privada con megáfono incluído.

Yo me dejaba guiar por el ritmo que tus caderas marcaban y trataba de intuír qué es lo que te gustaba por lo que saliese de tu boca... por suerte para mí, llegó el momento en el que tú me guiabas suavemente pidiendo que me mantuviera o cambiase algo; lo que lo hacía todo más dinámico para mí y más divertido para ti. Noté como, tras un rato, la fuerza que matenía tus caderas el vilo para que pudiese jugar mejor comenzó a tambalearse hasta que la perdiste por completo... momento en el cual me mantuve unos segundos para hacerte perder el control. Con suavidad volví a subir hasta tu cuello mientras mis dedos seguían jugando con cuidado en la zona... 'recupera las fuerzas, porque he soñado demasiadas veces que me cabalgabas'. Sonreíste y tu forma de vengarte por lo sucedido fue... tratar de matarme a besos. Me devorabas la boca con ímpetu mientras tus manos se apoyaban en mi nuca para que no me separara... yo simplemente disfruté de ti, de tu momento de pasión. Joder... si es que eres demasiado para mí... me das demasiado... morbo; así no se puede jugar a mandar yo durante toda una noche. No soy capaz de decirte que no cuando te pones así... simplemente soy capaz de devolverte el beso y tratar de arrancarte la boca para quedármela para siempre. Cuando decidimos dejar de besarnos no podría asegurar si habían pasado segundos o minutos... con suerte, incluso horas. Te miré a los ojos... ya no podía controlarme, te deseaba, te deseaba ahora mismo y no era capaz de aceptar ningún pero. Tú me mirabas con los ojos brillando de lívido... me deseabas, y lo necesitabas casi tanto como yo. ¿Qué sentido tenía entonces hacerlo esperar? Busqué un preservativo rápido que habia dejado encima de la mesa del ordenador mientras tú tiraste al suelo el sujetador ya desabrochado... al acercarme tus manos fueron a buscar mi miembro y lo sacaron de los gayumbos sin mediar palabra, mientras daba besos y mordisquitos en el vientre bajo. Siempre se agradece que una chica prepare la zona antes de entrar en acción y... me hiciste perder el control. Te empujé de nuevo contra el sillón, me tumbé sobre ti y con algo de ayuda entré un poco en ti... te sonreí, me sonreíste.... parecía un asesino en serio, y entendiste el por qué de mi rostro así. Puse mi cuerpo en tensión y comencé a entrar en ti como si fuese un salvaje que tiene que repoblar la especie humana, y sólo haya nacido para esto. En ese momento sentía que estaba vivo sólo para follarte... toda mi vida sólo para este momento, y pensaba lograr que se oyesen desde tu casa los gritos. Tú, poseída, me abrazabas entre arañazos mientras te dejabas guiar por lo que yo hiciese... te cambiabas y botabas sobre mí mientras yo devoraba tu cuello y tu escote; te apoyabas en el suelo dejando el cuerpo sobre el sillón mientras yo estaba detrás tuya; usábamos la mesilla, la mesa, el suelo, los cojines... follamos como conejos hasta que nos dolía el cuerpo sólo con moverlo, y continuamos follando hasta que caías sobre mí en vez de cabalgarme. Entre besos te abracé y te apoyé sobre el sillón... '¿duele?', susurré apoyando mi mano en tu vientre bajo llegando casi al pubis. Tú me sonreíste con dulzura... parecía que había vuelto tu lado mimoso. 'Un poquito... la verdad'. 'Bueno... se me ocurre una manera de...'; mientras tú me ponías pegas bajé de nuevo mi boca hasta tu pubis y traté de calmarlo suavemente con la lengua... hasta que una parte de mí volvió a necesitarte, a desearte, volvió a... crecer. Te miré a los ojos. Sí... parece mentira cuando descubres que podemos aguantar mucho más de lo que creemos. Joder, en ese momento... como si tengo que morir de desgaste puro y duro; pero quiero que al recordarme no puedas borrar la sonrisa de tu rostro. Te adoro, eres una de las personas más bestiales en la mayoría de los aspectos que he conocido y... necesito saber que por lo menos tú también me deseas. Esta vez traté de sofocar tus gritos con besos...

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