21.11.11

Entrenándote para la batalla (II)


Desde ese momento ya la idea no se nos quitaba de la cabeza. Volvíamos lentamente a mi casa aunque no te había dicho hacia dónde nos dirigíamos, pero sí lo intuías. Bromeábamos con asuntos... delicados. Además de jugar con empujarnos y acariciarnos como siempre hacíamos. Yo trataba de buscar cualquier escusa para que acabases siempre contra la pared, mientras tú ponías cualquier escusa para acabar tratando de encontrar mi trasero. Era divertido el juego... hasta que llegamos a mi portal. Te ofrecí subir para poder beber agua y ya que yo tenía que ducharme y... aunque la escusa no fue buena, accediste. Cuando subimos entraste con cuidado hasta que reconocí que no había nadie en casa, entonces ya te soltaste. Fuimos a beber agua, te ofrecí un vaso y, descaradamente, tratábamos de acariciarnos y no perder el contacto físico. Yo te cogía de la cadera con cualquier escusa mientras tú siempre que podías acercabas tu cintura a al mía para comprobar si estaba... como estaba. Sólo esperábamos que uno de los dos pusiera la escusa. Pero se hizo esperar... por suerte, ya que nos pilló con muchísimas ganas. Después de que me pidieras volver a ver mis fotos de niño y te volvieses a reír como siempre, te pregunté si querías ir al baño. 'La verdad es que no me vendría mal darme un agua en la cara, que sudé bastante', fue tu contestación. Así que mientras tú estabas en el baño limpiándote la cara, yo en mi cuarto fui a buscar un calzoncillo limpio. Entré en el baño, ya que habías mantenido la puerta abierta para que pudiésemos hablar y no estabas haciendo nada comprometido; y al entrar la cerré un poco. Me miraste extrañada. 'Te dije que necesitaba ducharme, quédate aquí y por lo menos me das conversación'. Sonreíste con picardía y seguiste limpiándote la cara.



Yo me deshice de toda la ropa menos de los calzoncillos, los que esperé estar al lado de la entrada de la ducha y me los quité para entrar. Sólo fuiste capaz de ver mi trasero pero... tampoco te molestó. Para no desesperarme y pensar en otras cosas, empecé a dejar caer el agua mientras te comentaba estupideces, como siempre. La mampara era translúcida pero te dejaba entrever un poco mi figura; y oías cómo caía el agua. Yo te preguntaba y te dejaba hablar mientras trataba de refrescarme un poco. Con el ruido del agua fui incapaz de ver que habías abierto la mampara desde atrás mío un poco, para asomar la cabeza. Sólo fui consciente cuando al responderme estabas tan cerca. De un susto giré la cabeza y te vi, sonriendo mientras me mirabas desnudo. No había girado mi cuerpo pero si pudiste llegar a entrever que estaba medio duro. 'Te vas a mojar, ten cuidado'. Sólo asomabas la cabeza pero yo trataba de salpicarte con las manos. 'Cierto, tienes razón'. Te alejaste de la mampara y, a pesar de que fuese traslúcido, vi cómo te fuiste quitando las prendas hasta quedarte en braguitas. Volviste a asomar la cabeza. 'Así si me mojas no pasa nada', dijiste con una risilla. 'Pero así tú me estás viendo desnudo y yo sólo te veo los ojos!', me quejé. 'Me parece bien'. Y entraste. Es increíble tu cuerpo y nunca me cansaré de disfrutarlo incluso aunque sea sólo con la mirada. Entraste entera y no podía quitar los ojos de tus pechos. 'Me los vas a gastar de tanto mirarlos', dijiste con una risiilla. 'No, te los voy a gastar de hacer otra cosa'. Apoyé la alcachofa de la ducha en el enganche superior y me dí la vuelta para acercarme a ti. Entonces sí pudiste ver que estaba francamente duro, y fuiste tú la que no le quitaste ojo. Tampoco me molestaba. Cuando te alcancé, te rodeé con mis manos y comencé a besarte. Al separarme, 'nunca había conocido a nadie que se duchase con bragas', y comencé a devorar tu pecho. Estaban ya mojados por el salpicar del agua, por lo que estaban listos. Simplemente jugaba con ellos con mi boca. 'Es que no quería que te perdieses lo bonito que es...', susurraste dejando escapar un suave gemido cuando apoyé ligeramente mis dientes sobre tu pezón. Me separé para verlo. Cierto, era bastante bonito. Era un tanga blanco con el borde morado, conjuntado con el sujetador. El agua lo hacía casi transparente y me volvía loco. Te diste la vuelta para enseñarme también la parte de atrás y ahí sí que no me pude contener. Una de mis manos cayó dándote una palmada en la nalga, y se quedó jugando con ella, Mi cuerpo se volcó ligeramente sobre ti, lo que te hizo extender las manos para apoyarte contra la pared. Tenías la cadera atrás y el cuerpo inclinado hacia alante, con tu espalda en mi pecho y sintiendo como estaba increíblemente duro. Chocaba con tus nalgas y tú te reías. Me separé, apoyé mis manos en tu cadera y de un movimiento rápido bajé la ropa interior. Tuve que agacharme para poder sacarla de tus pies y verte desde atrás en esa postura sin ropa interior... me pudo.  La lanzamos fuera de la ducha, te giraste, y me permitiste que recorriera con la mirada cada centímetro de tu piel. Tú disfrutabas teniéndome loquito.

'Esto forma parte del entrenamiento... ¿no?', dijiste cuando ya había conseguido subir la mirada hasta tus ojos. Estabas sonriendo. 'Lo de antes fue un simple calentamiento', dije mientras me acercaba a tí para volverte a besar. 'Pues ha servido, porque caliente ahora lo estoy y.... mucho'. Cuando terminaste de hablar tenías mis labios en los tuyos. Te entregaste a mí mientras caía el agua sobre mi espalda, y una de mis manos subía a tu espalda a la par que la otra jugaba con tu trasero. Cogiéndote como pude para levantarte y unirte más a mí, te dí la vuelta para que tú estuvieras en la cara del agua. Sentías cómo caía sobre tu pelo y tu cuello esos golpecitos casi masajeándolo. Al levantarte, y puesto que estamos absolutamente desnudos, sentirte como mi miembro se apoyaba escasos centímetros sobre tu ligero vello púbico. Seguí comiéndote la boca mientras mis manos recorrían tu piel suave; y las tuyas bajaban directamente a lo que le interesaba. Me masturbabas mientras yo disfrutaba de tu trasero y besaba tu pecho. Seguías masturbándote cunado yo decidí devolverte el favor, y levantaste ligeramente tu pierna para apoyarla en el borde de la bañera. Cuando estuvo abierto, usé mis dedos para meterme en ti. Estaba increíblemente caliente... y no sabría distinguir qué parte era cosa cosa y qué parte era humedad del agua. Entraron fácilmente dos dedos y parecía que me pedías más, con lo que probé con tres. Tú jugabas conmigo mientras yo jugaba contigo; y te mataba a besos. Cuando me cansé de este juego, cogiéndote de la muñeca hice que me soltaras y apoyé una rodilla para estar a la altura justa. Aprovechando la posición de la pierna elevada... te saboreé. Era increíble que estuvieras tan caliente, como era increíble la sensación de que recorriera el agua de la ducha mi cara mientras yo estaba bocarriba haciéndote gemir. Por desagracia no me permitiste mantenerlo mucho... querías jugar tú también. 'Esto era un entenamiento para mí... así.. que... paraaah'; gemías como una cerda que viviera por estas sensaciones. Eso me hacía ponerme aún más loco. Me agarraste del pelo y tiraste de mí, haciéndome caer en el suelo de la bañera. Empujándome hasta el fondo para que me pudiese incoportar usando el borde como respaldo, te pusiste de cuclillas y me ofreciste una visión de ti que jamás se me olvidará. Sin más juegos, te agachaste para jugar con mi cuerpo y tu boca... mientras en la espalda te caía los golpecitos del agua. Era increíble la sensación del agua fresquita con tu boca caliente... y yo estaba disfrutándolo como nunca. Continuaste con ritmo, como desesperada porque llevases deseando este momento demasiado tiempo, y hasta que no tuve valor para pedirte cambiar de juego no llegaste a parar. 'Te dije que hoy merecería la pena... ¿No? Pues ponte de pie, que te lo voy a demostrar'. Era increíble oír tus gemidos ahogados con el sonido de la ducha...

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