10.11.11

Tu espectáculo (II)

Siempre es más que una gozada disfrutarte en estos momentos. Ya habías desistido en el estúpido acto de contenerte y te limitabas a devorarme... aunque en estos momentos más bien te limitabas a dejar que te devorara. Te había apoyado en la mesita enfrente del espejo y estaba con una mano apoyada en él mientras te comía la boca y la otra mano subía por la cara externa de tu muslo. La falda ya estaba de adorno y me colaba bajo ella siguiendo la tela de las medias... y cuando llegué a la cintura enganché mis dedos y comencé a bajarla suavemente, tratando de no bajarte también la ropa interior. Sonreíste cuando lo notaste pero no trataste de pararme. Lo tomé como un "Sí, sigue... que me apetece"; así que a tus órdenes de nuevo. Me separé de la pared para morder tu cuello hasta el escote mientras mi otra mano también se colaba bajo tu falda. Esta vez, antes de tratar de ayudarme a bajar las medias, no pude evitar levantarte un segundo para coger con fuerza tu trasero...con tus piernas cerradas entre las mías, y yo casi volcado sobre tí para cogerte el trasero mientras mordía tu clavícula... que se me escapó un mordisco notablemente más fuerte. Soltaste un suave grito y, avergonzada, subiste la mano con la que te estabas apoyando para taparte la boca... 'No te preocupes... los teatros están para montar espectáculos, ¿no?', te decía mientras bajaba con cuidado tus medias.



Esta vez eras tú la que mordía mi cuello mientras yo estaba distraído... y me costaba demasiado tener cuidado con las medias. En serio, yo no pretendía romperlas pero... sobraban desde hace demasiado tiempo, así que te las quité con más velocidad. No parecía molestarte. Recorriendo tu pierna con la mano mientras las bajaba aprovechaba para besarte la piel que quedaba expuesta... tus piernas me vuelven loco, y empezaba a notar como estos estúpidos vaqueros tan ajustados me estaban destrozando. Tú reíste cunado me viste aflojar el cinturón justo después de terminar de quitártelas. Me incorporé, abriste las piernas para rodear mi cadera con ellas y me cogiste de la camiseta para tirar como si fuera una corbata... 'no te vuelvas a alejar', se susurraste mientras me volvías a comer la boca.  Tus deseos son órdenes, y para demostrártelo te cogí con fuerza de los muslos y te levanté para que pudieses acercarte más a mí. Tú tuviste que agarrarte de mi espalda con fuerza, y sentiste como suavemente trataba de moverte como si no tuviésemos ropa. Tu falda estaba subida y sentías perfectamente como en mi cadera había algo que buscaba tu atención... te encantaba sentirlo palpitar suavemente sobre la tela vaquera; por lo que buscaste acercarte más aún. 'Seguro que no me puedo alejar aunque sea... a un sitio mejor?', creo que llegaste a entender lo que me refería porque miraba tu entrepierna muerto de deseo. 'No.. como mucho te dejo alejarte hasta esa silla', y señalaste una que estaba detrás mía. Te dejaste caer para volver a ponerte de pie y me empujaste para que cayese sobre la silla... ahora eras tú la que me dominaba inclinada mientras me besabas, y yo el que se dejaba devorar.

Optaste por desacerte de mi camiseta antes de que yo pudiese reaccionar. Cuando mi camiseta estaba acompañando a tus medias, con las manos trataste de recorrerme desnudo mientras daban dulces besos desde mi clavícula hasta el ombligo... yo no podía hacer más que disfrutar de la escena, mientras una de mis manos se colaba como podía por tu escote. Besabas, mordías y tus manos arañaban mi espalda y mi pecho hasta que comenzaaste a acercarte demasiado a mis vaqueros. Notaba cómo tus dedos terminaban de quitar mi cinto y cómo volvías a subir los labios para resguardarse con los míos... tenía claro que era tu día, que no te tenía que dejar hacer esas cosas porque eras mi musa; era yo quien debía hacerte gozar... pero... hay veces que es tan... difícil. El pantalón cayó, me diste un suave beso e intentaste bajar los labios por mi cuerpo; pero una mano en tu nuca te paró. Con los dedos ya jugabas sobre mis calzoncillos y notabas que estaba deseándote como nunca... te encantaba pasártela entre los dedos mientras me besabas. 'Aprovecha porque cuando recupere el control sobre mí mismo... te vas a cagar'. '¿De verdad crees que será posible?', sonreíste y caíste de rodillas. Yo... no pude hacer más... sentías como mis piernas se estremecían al compás de tu lengua, y como tenía que dejar caer la cabeza mientras me mordía el labio para no dejar que me oigas gimiendo. Mis dedos se entrelazaron con tu pelo recogido y te ayudaban a marcar el ritmo, mientras una parte de mí trataba de controlarse y... '¿Ves como era imposible que me pararas?', era pura perversión tu sonrisa mientras me lo decías. Lo suficiente como para hacerme perder el control. 'Cierto, aquí tendría que ser yo tu grupie'. La mano en tu pelo tiró con cierta rudeza, separándote de mí mientras me mirabas algo incrédula. Lo siento si te hice daño pero... no era la parte que te ama la que me controlaba en ese momento. No, claramente en ese caso te necesitaba... mis manos se apoyaron bajo tus axilas y te ayudé a incorporarte un poco entre movimientos torpes, hasta que yo me incoporé y te levanté en peso acercándote a mí. Esta vez tu falda estaba absolutamente descolocada y notabas como mi miembro todavía húmedo buscaba cobijo entre tus muslos. Volví a apoyarte en la mesa del tocador entre grititos de sorpresa tuyos. Tu miedo había desaparecido y ahora sólo tratabas de agarrarme fuerte para que no me alejara... pero tenía que hacerlo. Jugué a tratar de ganarle pulsos a tu lengua mientras mis manos se deleitaban con tu trasero... hasta que no pude más y fui yo quien me puse de rodillas. Apoyaste una de tus piernas sobre mi hombro y simplemente te dejaste llevar... mientras te apoyabas para no resbalarte del asiento. No tenía tiempo para juegos y me limitaba a hacerte gritar cada vez más y más fuerte mientras con mi lengua adaptaba la zona... era divertido que tú disimularas tratar de contenerte y yo tratarte de desconcontrolarte. Continué... continué hasta que una parte de mi cuerpo exigía participar también; y entonces aguanté un poco más hasta sentirte desesperada por estar cerca. Y entonces me levanté. Cogí como pude un preservativo del bolsillo, te miraba sonriendo y tú no dejabas de mirarme el rabo. No pensabas desaprovechar esos segundos para jugar con él, hasta que me puse el preservativo, tus piernas me rodearon y... comenzó el primer acto.
No sabría decir cuándo disfrutaron más mis oídos... pero que disfrutaban, estaba claro. Te levantaba ligeramente para poder coger una mejor posición y tú te abrazabas a mí, comenzando con suaves jadeos cada vez que entrada. Poco a poco cogimos ritmmo y fuerza hasta que mis brazos comenzaban a bombear ácido en vez de sangre, y traté de mantenerte un poco más dándole más y más fuerza. Tú no dejabas de tratar susurrarme cerdadas al oído y eso me estaba haciendo perder el control. Cuando sentiste que mis brazos comenzaban a flojear me ofreciste que fuéramos al asiento y... yo sólo pude decir que sí. Te agarré fuerte tratando de moverme contigo en brazos y me senté mientras estabas encima... nada más sentarme, fuiste tú la que me cabalgaste para dejarme descansar. Yo optaba por apoyarme en tu trasero para acompañarte en los movimientos hasta que me pudieron las ganas de comerme tu pecho.... por lo que tuve que terminar de subir el vestido y te comí las tetas mientras tú estabas entretenida en cabalgarme. Se te veía decidida, sin poder parar y ahí fue cuando sentí que temblabas mientras casi no te podías mover... y entendí que pasaba. Con mis manos te ayudé a recorrerme de arriba abajo suavemente mientras tus piernas temblaban y dejaste los ojos en blancos; con la esparaza que eso fuera incluso mejor. Después de unos segundos que parecías desfallecer, volviste a mirarme con cara cansada... '¿De verdad pretendes parar?', te susurré mientras mordía tu oreja. 'Ni de coña...'. Así que me seguiste cabalgando otra, y otra, y otra vez...

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