13.11.11

Primer Acto: Deshielándonos (I)

Esto se podría catalogar como una continuación no lineal del escrito aquí, aunque este último más que relato se consideraría un prólogo absolutamente empalagoso. Pero ahí queda la idea.


Siempre ha formado parte de tu juego el tratar de demostrarme que estás por encima de lo nuestro, que simplemente me consideras uno más o que podrías soportar verme con otra. Sé que forma parte de tu juego y en cierto modo es porque yo te lo sigo. Es sencillo, me sería imposible negarte cualquier cosa con las piernas que tienes, cariño; sabes darme la locura suficiente para destrozar mi cordura. Así que ese día, no era menos..

Había venido para pasar el finde contigo y sabía que en el fondo estabas agradecida, pero te gustaba hacer como si fuera uno más de tus amigos cuando me llevabas con ellos. Activamente no te gustaba dedicarme atención, pero no dejabas de dirigirme la mirada a escondidas para cuidar cuales eran mis movimientos. Era el momento de dar mi siguiente paso, y si jugaba bien mis cartas podía ser una noche bastante prometedora. La ví a ella. Sabes perfectamente a quién me refiero. La ví y me acerqué poco a poco mientras tramaba una escena perfecta para la más casual de las coincidencias, y acabar entablando la conversación. No una conversación de qué estudiaba o qué hacía con su vida; eso yo ya lo conocía perfectamente y aunque no dejé de preguntárselo no se trataba más que una buena escusa para encauzarlo a donde quería llevarlo, y no se me hacía fácil. La verdad es que estaba disfrutando muchísimo la situación. Ella también conocía algo de mí, y eso me sorprendió bastante, además con lo que me habías hablado de su vida tenía demasiada curiosidad en conocerla y me estaba llevando una sorpresa bastante gratificante, además de que era muy placentera la sensación de verte nerviosa cómo cada vez eras menos disimulada a la hora de buscarme con la mirada indagando mis intenciones. Era tal y como la habías descrito: extrovertida, alegre, pícara y con ese puntito de seducción que es imposible que pase desapercibido.... estoy segurísimo que esa mujer ha estado con muchas personas en su vida, de tener muchísimo que ofrecer en esos aspectos. Ella claramente también estaba dejándose llevar por la química que surgía y se le notaba bastante predispuesta, cosa que yo aprovechaba para acariciar con precisión y ver cómo entrabas en ira al verme en la situación y temiendo lo que fuera a contarle sobre mis conversaciones contigo. No te preocupes, cariño, cada paso estaba bastante cuidado y te necesitaba totalmente fuera de control para sacar lo mejor de ti.



La charla comenzaba a desviarse por los temas que buscaba, y comenzó a preguntarme mi relación contigo, de donde nos conocíamos y qué contacto teníamos. 'Bueno, no nos llevamos tan bien como vosotras dos, eso está claro, pero creo que tenemos mucha confianza y me cuenta ciertas cosas que le ayuda mucho soltarlas... supongo que por eso hemos mantenido el contacto'. 'Uy, uy... ¡seguro que te cuenta las veces que se enfada conmigo y me retrata fatal!', yo no podía creerme que de verdad estuviera contestando como si de un guión se tratase, como si supiera exactamente lo que buscaba que dijese. 'No, la verdad es que sólo me había hablado maravillas de ti... y por eso estaba buscando conocerte, la verdad'. El guiño con el que fue acompañado cambió totalmente el sentido de la conversación y empezó a centrarse en un juego de seducción dejándonos con un aroma a miel en el paladar cada vez más intenso. Las caricias calculadas pasaron a ser bromas jocosas, convirtiéndose en comentarios soeces y acercamientos mucho más... intensos. Tú no eras capaz de quitarme ojo y tu forma de vengarte era acercarte a cualquier persona del sexo opuesto siendo mucho más directa de lo que yo me permitia con ella. No te preocupes, intuía que esa sería la reacción y contaba con ello; era tu noche, y respetaba todas tus decisiones. Mientras nuestro debate de guiños y alusiones fue encaminándose a ciertas fantasías concretas, y entre líneas dejé caer varias confesiones que le provocaron el tick de morderse los labios tratando de disfrutar de la miel que se iba haciendo cada vez más palpable; la verdad es que estaba creando una imagen que me costó realmente resistir. Ya sólo faltaba el órdago, la jugada maestra, así que me acerqué a su oreja y mordisqueando levemente con los labios su lóbulo le propuse mi noche y dibujó una de las sonrisas más pícaras que he visto en mi vida. Con mi mano derecha enredé mis dedos en su cuero cabelludo y respiré el aroma que me llevaba embriagando casi una hora a su lado. Ella asintió con la cabeza y te buscamos con la mirada. Parece que habías llegado a un límite que no eras capaz de soportar y, con la ayuda de suficiente alcohol, eras tú la que se abalanzaba sobre un chico en el sillón de ese local devorándole el labio como si no hubiera mañana. Ella me miró sonriendo y mordiéndose el labio, buscando en mi expresión algún tipo de sentimiento de decepción, enfado o similar para saber cómo actuar. Le devolví la sonrisa, 'parece que nos está dando carta blanca' le susurré de nuevo sin quitarle la mirada de esos increíbles ojos gigantescos. 'Pues no la desaprovechemos... ¿no?' me contestó entre sonrisas, ofreciéndome la mano para que la ayudase a levantar. Nos escabullimos disimuladamente hacia la calle y comenzamos a andar, tratando de adivinar las reacciones que podrían salir de ti en ese momento.


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