17.11.11

El pase de tus piernas (II)

Seguimos con la película y la conquista del italiano empezó a subirse de tono. Ambos estábamos altamente sensibles con el tema y eso nos pudo... poco a poco mi mano trataba de arrastrar un poco hacia arriba tu falda y tu mano había caido también en mi pierna, recorriendo los vaqueros haciendo presión. Te gustaba acercarte a mi y que al mirarte el rostro estuviera en mi ángulo de visión el escote.. qué bien te sentaba esa camiseta, de verdad. Era algo espectacular. 'No puedo más..' te susurré, sonreiste sin hacerme caso pero llegaste a contestarme 'tu ya tuviste suficiente ración de juego por hoy en el baño, así que las manitas a tu asiento'. Te miré sorprendido. 'Si quieres disfrutar de este día como nunca... las manitas, al asiento'. Yo hice caso. Tu seguiste recostada en mi hombro con tu mano recorriendo el pantalón hasta... bueno, ya te daban igual los límites. Llegaste hasta donde querías llegar, y te diste cuenta que algo de los vaqueros es que disimulan demaisado al tacto los paquetes. Sonreíste... sabías que estaba a punto, que era por el pantalón pero sonreíste. Y me miraste a los ojos. 'Parece ser que si queremos jugar... antes te tendré que dar un espectáculo mejor que la película, para que tengas algo que agarrar'. Me mirabas con lujuria concentrada. 'No me quites ojo.. ya me costará que el resto no vea, así que no me quites ojo'. Seguí tus órdenes, no quité ojo de donde guiaban tus manos que mirase. Se apoyaron en tus rodillas, y subieron haciendo presión por la cara externa del muslo hasta que llegaron a la falda, la cuál empezaron a subir poco a poco. Yo no me lo podía creer... estaba volviéndome loco, lo notaste, paraste, y susurraste 'manos quietas, he dicho'... siguió subiendo lentamente tu falda, y ya quería poco, porque intuía que se quedaría al límite donde... no; lo estaba viendo, te miré a los ojos y no pude volver a mirarlo, tu falda seguía subiendo dejándome ver la ropa interior.



Roja... brillaba, llamaba la atención de todos mis sentidos y me encendía. Noté como algo hacía presión contra el pantalón y... tú también lo percibiste, así que pasaste al sigueinte movimiento para enloqucerme. Te deslizaste por el asiento hasta caer de rodillas en el suelo, así tenías más libertad y la gente no podía ver nada por la butaca. Estabas cara a la pantalla todavía, y al caer se puso observar como la falda estaba muy subida y dejaba der tu trasero con la tela roja tratando de taparlo en vano. Otro golpe duro contra mi vaquero. Lo volviste a notar y sonreiste. Te diste la vuelta poco a poco y, sin anestesia ni nada, dejaste caer tu camiseta. Acto seguido el sujetador cayó y sólo pude quedarme observando atónito esos dos pechos... 'te gustan?' susurraste.. 'Es una pena que sólo los pueda tocar yo..'. Y eso hiciste. Empezaste a jugar con ellos, con sus aureolas, cogiéndolos con fuerza y pellizcando el pezón. La falda seguía subida y una de las manos cayó a tu muslo para subir por el interior hasta jugar contigo misma sobre la tela... lo disfrutabas, en silencio pero con gesto de placer... lo disfrutabas y mi miembro sólo daba golpes deseando salir de mis pantalones. Oiste la llamada, te acercaste poco a poco como una gatita y empezaste a besarlo sobre los vaqueros. Lo mordías, lo acariciabas, hasta que conseguiste sacarlo y liberarlo. Era todo tuyo. En todo su esplendor gracias a tí. Me miraste con lujuria y sin pensarlo dos veces empezaste a jugar con tu lengua sobre él. Fue un momento simplemente placentero hasta el límite... y parecía que incluso tú te morías de ganas de hacerlo. Algo te poseía y lo besabas, lo acariciabas e incluso llegaste a hacerlo jugar con tus pechos... era tu premio, y no querías soltarlo en ningún momento. Hasta que te ofrecí algo mejor. 'Me toca a mí hacerte ver las estrellas...' susurré mientras tú estabas ocupada con mi miembro. Me miraste con una sonrisita y trataste de incorportarte para sentarte en la butaca. 'No, no, mylady.. quédate ahí'. Me dejé caer a tu lado, los dos de rodillas en el suelo. Me coloqué tras de tí con cuidado y empecé a besarte el cuello, morderte las orejas, mis manos fueron directos a tus pechos hasta que una de ellas no aguantó más y bajó a tu pubis. Eras mía, me moría de ganas y tenía que pagar todo lo que me habías hecho pasar. Mis manos te trataban con un deseo que nunca llegaste a conocer, pero no te hacían daño. Viajaban con por tu cuerpo desesperada.. mientras notabas mi miembro en el aire como golpeaba tu cuerpo bajo la falda. Busqué en mi cartera mientras te bañaba el cuello de besos hasta que lo encontré y... te lo enseñé. 'El pago por sus servicios va a ser generoso, mylady'. Te mordía la oreja en las paradas. 'Voy a hacerte gemir por cada uno de tus servicios..'. Me lo puse con cuidado, aparté la fina ropa interior y... jugamos a ser animales durante 30 minutos de película. Tu apoyada en la butaca, yo detrás tuya, tu pecho contra el asiento y mis manos en tu cadera. Una embestida, y otra.. y otra.

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