22.11.11

Una tarde de paseo


Había sido una tarde tranquila pero bonita. Era fin de semana y el bus nos permitía más horas de noche para disfrutarla, pero era una tontería ir donde todo el mundo se congregaba como si fuera el último fin de semana de su vida. Si, la fiesta es divertida; pero entre tú y yo no nos hacía falta más fiesta. Y menos esta noche, que llevábamos una tarde memorable y una cena francamente decente, digna de una cita. Habías venido con un toque elegante con esos pantaloncitos y la camisa, así que me negaba a llevarte a cenar a un sitio que no mereciera tu caché. La cena había terminado y estábamos dando un paseo por los parques frescos donde casi no hay nadie... y se disfruta de algún momento refrescante en este insoportable verano.



A ratos íbamos de la mano, como sin darnos cuenta. Reíamos, bromeábamos, y nos cogíamos la mano. Como si ninguna de las tres cosas fuera más importante que el resto.  A veces te abrazaba desde atrás y... bueno, digamos que era una noche que no quería estropearla con la faceta de mí de la que ya empiezas a estar harta, y te lo prometí nada más irte a buscar: 'Hoy serás la princesa que toda chica desea ser por una noche. Y yo... seré tu sueño'. No creo que lo haya cumplido pero... no será por falta de ganas y de intentar currármelo. Te abrazaba, se me escapaba un beso a la mejilla, uno suave en el cuello, jugaba con tu pelo... hasta que nos sentamos en un banco. Ya lo necesitábamos, llevábamos mucho rato andando, pero en el banco no podía ponerme de lateral como a mí me gustaba. Seguimos hablando y riendo, y en un momento de silencio en el que necesitaba mirarte simplemente... me sonreíste. Me miraste sonriendo con esa sonrisa leve que se te pone durante todo el rato que estás conmigo, tratando de advertir que de verdad lo estás disfrutando pero no es humano aguantar con una sonrisa marcada durante toda la tarde que te he hecho reír. Es una sonrisa traviesa, divertida... preciosa. 'De verdad... estás consiguiendo que esta noche sea un sueño para mí'. Estábamos los dos mirando al mismo lado, no nos podíamos poner de lado así que nuestros cuerpos apuntaban a la misma dirección y nosotros teníamos la cabeza ladeada. Apoyaste tu mano en mi rodilla. 'me haces muy feliz... y me da miedo no ser capaz de hacerte tan feliz a ti. Te pido que esperes, te pido que no hagas eso, que lo hagas lo otro... y tú a cambio no pides, sólo das'. 'Sabes que no es verdad, peque... sabes que tú también sacrificas mucho'. 'Pero no lo suficiente, tú te mereces más! Y... y... te lo voy a dar'. Sonreíste decidida y me diste una palmadita en la pierna. 'Sí, te lo voy a dar. Creo que te conozco lo suficiente como para saber hacerlo y... qué cojones, hoy te mereces el mejor regalo del mundo'. 'No hace falta que...'. 'Calla cuando hablan los mayores, coño! Pienso darte un regalo genial y... cierra los ojos'. Te miré incrédulo. 'Pero...'. 'Cierra los ojos, he dicho'. Necesitaba darle un último vistazo a tus labios antes de cerrarlos. 'Cierra los ojos y no los abras hasta que te lo pida. Soy la princesa, ¿No? Pues no cuestiones'. Y así hice. Cerré los ojos.

Tenía las manos apoyadas sobre mis propias rodillas, entre otras cosas para tantear qué estabas haciendo. Lo supuse pronto, y sentí un peso sobre mis manos y te sentí sobre mí sentada. Traté de abrir la boca para hablar pero un dedo tuyo se posó sobre ella. 'Sabes que no lo podemos hacer pero... es tan... lo deseo tanto...'. Los sentí. Sólo un suave roce de tus labios con los míos. Algo tan ligero que no se podía considerar ni siquiera como beso... pero mi cuerpo dio un vuelco, y lo notaste. Contuve la respiración.. abrí suavemente la boca, no mucho más que cuando está relajada, y tú pusiste la misma postura para volver a apoyar tus labios sobre los míos. Otro ligero roce. No era ni beso. No podía sentir ni siquiera si estabas húmedos pero... noté algo. Volviste a taparme la boca con la mano. 'No podemos más... y lo sabes', me susurraste, 'eso no... pero.. el resto... es tuyo'. Besaste levemente mi cuello para seguir susurrándome. 'Abre los ojos ya..'. Y ahí estabas tú.. sentada sobre mí, mirándome con deseo y cariño. No sabría decir qué predominaba en la mirada. Tu sonrisa pícara volvió y dejaste caer el dedo desde la barbilla hasta el canalillo, pasando por la garganta. Mis manos estaban bajo tus piernas y no pensabas hacer nada para ayudar a liberarlas... así que intuí que el juego esta vez estaba sin manos. 'El resto... todo tuyo...'. Repetiste mientras me mirabas... y volviste a señalar al canalillo. 'Los ojos ya me los miras siempre... hoy no te lo permito'. Lo que pedías eran órdenes... aunque la verdad, no me costaba cumplirlas. Desabrochaste el primer botón de la camisa, luego otro, y el tercero... sólo podía quedarme atónito mirándote boqueabierto, y mis manos involuntariamente trataron de liberarse de tus piernas. 'Nada de manos', dijiste en tono seco, 'por algo tienes la boca libre. Aunque no puedas besarme aquí, se me ocurren otra infinidad de besos'. Señalaste tus labios... y yo no sabía porqué estabas diciendo las palabras que mi cabeza quería oír. Exactamente las mismas palabras. Así que me dejé llevar... besé el cuello, y tus manos me fueron empujando poco a poco hacia abajo. Besé tu escote, tu canalillo, sentí el sujetador entre mis dientes y seguí besándolo por encima. Tú te habías echado para atrás para dejarme libertad de movimiento... y apoyabas las manos en mi cabeza para guiarme entre tus pechos, para no dejarme escapar. 'Mientras tengas los ojos cerrados... esto será como un sueño, y serás libre de cualquier cosa. Yo llevo un rato sin abrirlos..'. No me paré a comprobar si de verdad los tenías cerrados. Yo los cerré y mordí un poco tu escote... y oí como desabrochabas con la mano libre tu sujetador y se soltaba entre mis dientes. Eso me pudo.. y te besé. Te besé poco a poco bajando, hasta encontrar algo parecido a una lengua... y la besé como si estuviera besando tus labios. Lo rodeaba entre mis labios, lo besaba, lo mordía... hasta que sentía pena por el otro que estaría frío; y me cambiaba de lado. Tú suspirabas. Jadeabas suavemente. No sé si tú tenías los ojos abiertos para estar atenta pero yo no era capaz de pensar en si alguien más nos estaría viendo. Tenía mi pecho en tu vientre, y entre mis labios tu pezón izquierdo. No, ahora estaba entre mis dientes cogiéndolo con delicadeza mientras mi lengua trataba de tatuarle con saliva las letras de mi nombre. Una G en el pezón... mejor otra... y otra... y la lengua no estaba quieta. Tu mano izquierda cogía mi cogote para mantenerme sobre tu pecho, que no tuviera posibilidad de escapar; mientras sentí como tu mano izquierda bajaba por tu vientre hasta encontrar mi pantalón. Nada de juegos, fuiste directa a palparme... sí, probablemente también estuvieras con los ojos cerrados, porque esto era un sueño para los dos. Notaste que sobre mí no tenías mucha movilidad para jugar con mi... cuerpo. Así que hiciste algo que terminó de enloquecerme. Que terminó con mi control. No trataste de introducir la mano a duras penas por mi pantalón... desabrochaste el tuyo y lo introdujiste en ti. No pensaba parar hasta que no me lo pidieras. Quería seguir sintiendo la sensación que jugaras pensando en mí, mientras yo veneraba a tus pechos como sólo un hombre puede hacer.

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