18.11.11

Toda las clases que necesites (I)


Fue divertida la tarde. Llevábamos una temporada francamente fogaz. Carecíamos de ningún tipo de límite porque habías aprendido que disfrutar juntos no tenía ningún tipo de cosa mala. Simplemente disfrutábamos de estar cómodos juntos. Si hablando nos reímos, besándonos disfrutábamos y follando nos saciábamos... ¿Qué nos impedía continuar? Cada día comenzábamos jugando a ser amistad, pero siempre que caía una oportunidad no dejábamos de saciarla.... y solía ser la mayoría de las veces. Este día me habías pedido compañía. Necesitabas terminar y entregar algo de la solicitud en el instituto y como no conseguiste convencer a nadie de tu clase, me ofrecí voluntario. No tenía ningún plan y siempre tuve curiosidad en conocer como era ese instituto tan grande.



Fui a recogerte a la parada del bus, como siempre, y ví que te habías puesto sencilla pero atractiva. Un pantalón corto vaquero más práctico que llamativo, aunque marcaba tus asombrosas piernas; y una camisa básica y fresca, que marcaba suavemente la curva de tu cintura y tenía un escote ligero. Como cada día fuimos incapaz de darnos dos besos y, por no comenzar besándonos como si fuéramos pareja, oprtamos por saludarnos sin ningún contacto y comenzar a caminar. En el pequeño trayecto, y como no había prisa, comencé a preguntarte sobre cosas que hubieran pasado en ese instituto, para meterme en antecedentes. Me hablaste de la gente de tu clase, de alguna anécdota tonta; me hablaste de profesores surrealistas, de cotilleos subidos de tono, momentos románticos e incluso de alguna pelea. Era divertido verte recordar todas esas experiencias contándomelas ilusionada porque yo quisiera escucharlas, mientras yo disfrutaba de que estuvieras disfrutando tanto. Trataba de preguntar y sacarte detalles, que sintieras que estaba atento y me interesaba, hasta que empezaste a enfadarte porque sólo hablabas tú y empezaste a limitarte a golpearme el hombro y darme con movimientos laterales de cadera mientras tú preguntabas. Tú estabas en el lado cercano a la pared mientras caminábamos, mientras yo en el lado de los coches podría haber sufrido un susto de tanto empujón. Cuando empecé a seguirte el juego, cerca de la puerta de tu instituto, sentiste como casi chocas contra la pared. En el fondo no quería que te hicieras daño, así que antes que chocaras traté de rodearte con mis brazos para que golpearan mis brazos la pared mientras tú estabas protegida. Como plan era bueno, salvo por la situación que acabaste contra la pared conmigo a escasos centímetros de tí. Sabía que te enloquecía y, como mis labios estaban increíblemente cerca de los tuyos, no pudimos decir nada. Simplemente los apoyé en tu mejilla, casi en la comisura de los labios y bajé suavemente hasta la barbilla. Mis manos, en tu espalda, ya no tan apretadas contra la pared bajaron hasta llegar a la línea del pantalón en tu cadera y una de ellas siguió bajando para poder disfrutar de tu trasero. Teníamos la suficiente confianza como para que nada de eso te molestara, sino que te excitara. 'Te estás pasando', susurraste con ese tono de placer, como suplicando que me pasara aunque sabías que no debía. De tu barbilla estaba bajando hacia tu cuello mientras levantabas la barbilla para ofrecerme una perspectiva mejor para devorarte. Me separé para mirarte a los ojos y acercarme a tus labios. 'Esto es por tanto empujón'. Tus manos se habían apoyado en mi cadera y me atraían hacia la tuya. Rocé mis labios con los tuyos sin considerarlo beso y, tras alejarme, seguí caminando como si nada a la puerta principal de tu instituto. Cuando conseguiste recuperar la compostura, me seguiste tratando de dar a entender que tampoco había pasado nada.

Entramos y me fuiste guiando hasta la secretaría. La verdad es que era grande y me hacía mucha gracia imaginarte yendo a clase casi pariendo una colegiala. Ya que, tras el papeleo, tuvimos un rato libre y te pedí que me dieras un tour por las clases. La verdad es que no había nadie, y era divertido saber cuáles eran tus clases. Eran pasillos amplios y cómodos, en donde entre broma y broma tratabas de seguir empujándote. Parecía que me pedías a gritos que volviese a... empezaron a pasar ideas por mi cabeza. Ya lo habías vivido otras veces. Parecía que me quedaba en un estado de standby, quieto y con la mirada perdida mientras imágenes pasaban fugazmente por mi cabeza. Al principio tuviste miedo de cuando me quedaba empanado en estas ocasiones... pero sabías lo que implicaba. Parece que mi cabeza trataba de guiar el curso de la tarde, y yo había imágenes a los que no era capaz de decirles que no. Cuando volví a ser consciente de que estaba en el pasillo, contigo delante apoyando tu mano en mi brazo preocupada de que me sucediera algo grave y mirándome con ternura... agradecí haberte conocido en mi vida. Sólo por este momento. 'He...', traté de comenzar a hablar, pero tu mano subió hasta mis labios para taparlos; 'lo sé, no te preocupes. No es la primera vez que sueñas despierto... y jamás dejarán de encantarme estos momentos, porque luego los disfruto como si fuesen el primer día..'. Esa sonrisa pícara me volvía loco. Abrí ligeramente los labios para morder el dedo que tenía sobre ellos, y tú sonrisa se convirtió en una risilla juguetona. 'Entonces tendré que dejarme llevar', decía mientras mordía tu dedo y tú te ibas echando para atrás para separarte de mí. Yo me acercaba poco a poco para poder seguir mordiendo tu dedo, mientras con mis manos cogía tu muñeca. 'Voy a hacerte vivir un sueño que probablemente hayas vivido en muchas ocasiones', sentencié. Chocaste de espalda con la pared sin hacerte daño, y yo seguí acercándome. Con la mano que te cogía de la muñeca te la moví para apoyarla contra la pared, mientras la otra se apoyaba en tu vientre suavemente. Hice una ligera presión y lo fui subiendo arrastrando inocentemente la camiseta, mientras mis labios se acercaban a los tuyos esta vez sin ningún tipo de freno. Te planté el primer beso, y luego otro. Mientras te besaba una de mis manos recorrió de tu muñeca a tu hombro para apoyarse en tu cuello y poder disfrutarte más mientras besabas, a la par que la otra mano subía haciendo cada vez más presión hasta que sintió el aro del sujetador. Entonces seguí subiendo y disfruté de tus pechos mientras tus manos se separaron de la pared y se apoyaron en mi rostro para no parar nunca ese interminable beso. Me Besabas y yo tuve que parar de disfrutar de tu pecho por el miedo a que hubiera gente alrededor. Bajé mi mano hasta tu cadera y, tras terminar el beso me separé y te vi mirándome con deseo puro. 'Jamás me cansaré de estos besos', susurraste a escasos centímetros de mis labios, todavía con el sabor a ti. 'Simplemente sígueme... ¿Estás dispuesta?'. Mi mano en tu cuello te acariciaba suavemente. '¿Contigo? Hasta de ir al fin del mundo'. Respuesta correcta. Sin duda. Al separarme te cogí de las piernas y te levanté en vilo. Parecías hecha para mis manos. No era la primera vez que te cogía y ya tenía el punto perfecto encontrado. Tú sólo te dejaste llevar disfrutando que no había un alma entre los pasillos y te abrazaste a mí con fuerza para no soltarme. Yo trataba de buscar sobre tu hombro en los laterales, mientras tú me preguntabas al oído que trataba de hacer, qué estaba planeando. Te besé la mejilla y susurré 'lo sabes perfectamente... y lo estás deseando'. Te callaste. Tenía razón, lo sabías y estabas deseando que pasara por lo que con una mano señalaste con el dedo. Al acercarme lo vi... por fin un baño. Y bastante amplio, también hay que decirlo

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