9.11.11

Tu espectáculo (I)


En teoría había tratado de disuadirte y que creyeses que no iría. Sabías que lo haría perfectamente pero traté de darte escusas y perdones los últimos días diciendo que no podría ir... en un momento llegué a plantearme de verdad no ir, ya que mientras yo trataba de engañarte tú tratabas de demostrar que te importaba una mierda que fuera o no... qué bien sabemos mentir los dos, ¿eh? Así que traté de ponerme medianamente guapo.

No guapo, pero sí... formal. Era inevitable. La gracia está que en una tarde así tú llames la atención, no yo en medio de un teatro yendo vestido como siempre. Traté de evitarte en la puerta, que normalmente sueles rondarla antes de entrar para hablar con tu familia y no estar encerrada sola dentro. Yo esperé. Esperé pacientemente en una calle cercana hasta que casi todo el mundo estuviera dentro... y entonces entré. Con cuidado, con disimulo, traté de ponerme en una posición donde pudiera verte pero no llegarías a reconocerme a no ser que te fijaras mucho. Me senté algo nervioso y cohibido, como siempre que vas solo a ver algo similar, y busqué con la mirada a tus padres... no, por suerte ellos no me habían reconocido tampoco. Me acomodé como pude, disimulé leyendo el programa y... empezó a llenarse el escenario. Poco a poco fueron llenando los asientos y... sí; ahí estabas tú, a la derecha, como dijiste. Me había sentado para tratar de verte mejor y se te veía perfectamente. Se te veía perfecta, para ser exactos. Sonreías entre nerviosa y cortada, y mirabas al público buscando a tu familia... sí, localizados, ya sabías dónde mirar exactamente cuando levantaras la vista del atril. Ahora tocaba buscar si conocías a alguien más.... mientras yo me trataba de tapar con el programa. Creo que no me reconociste porque no paraste tu mirada en mí... bien, bien.



Siempre es una gozada disfrutarte en estos momentos. Desde hace un rato me negaba a ocultarme y me limitaba a gozar. La verdad es que se alargó bastante el concierto, más de lo que yo hubiera creído, y cuando terminásteis la propina fui el primero en levantarme para aplaudir bien fuerte. Cierto es que no fui el único, ya que muchos otros se levantaron pero... quería ser el primero para que, al mirarme por llamar al atención me reconocieras. Esa cara sí que me encantó... sonreías de una forma tímida por descubrir que estaba ahí, y cambiaste la mirada rápidamente hacia donde estaban tus padres. Yo te fijaba la vista porque no quería perderme detalle... tenías que ir formal, con un vestido negro pero sin buscar ser llamativa. Medias a juego, pelo recogido y gafas. El vestido caía por tus caderas y las remarcaba un poco, algo de escote pero no demasiado y sonrisa. Estabas increíble... no pensaba dejar de mirarte mientras tuviera fuerzas en las manos para seguir golpeando una contra la otra. Y me había gustado lo suficiente como para aguantar el último si hacía falta. Poco a pocco el director salió de escena y fuisteis desalojando con cuidado. Tú tuviste que quedarte para recoger tu instrumento y ví como tu padre se colaba para llevarlo al coche... yo me limitaba a mirarte, todavía quieto y de pie en mi esquina, mientras evitabas mi mirada. ... . Empezaba a creer que la sorpresa que te había tratado de dar no te gustaba lo más mínimo. Sin fijarte si quiera en mí te metiste tras el telón con tu padre para te ayudase recogiendo... mientras que yo no sabía dónde meterme. Esperé quieto, inmóvil y me dí cuenta que allí no tenía sentido seguir. Salí caminando mientras miraba al suelo... no podría creerme que pasases de mí, aunque en cierto modo lo entendía. Era lógico que si de verdad te habías creído que no iba a ir hicieras otros planes o... no te apeteciera verme. No sé... no lo entendía. Ni siquiera levanté la mirada a la entrada del teatro cuando intentaron darme publicidad de las obras de todo el mes. No lo había hecho bien... algo había fallado y no encontraba qué cojones podía pasar. Todos queremos que nos den una sorpresa... ¿No? Las sorpresas son divertidas. Cuando crees que ya no es posible, cuando has tirado la toalla... que alguien te recuerde que puede asombrarte está bien, ¿no? Si... tampoco pedía mucho. Una sonrisa, un abrazo tal vez, un "gracias", un.... 'Ey feo'. Sí... incluso eso mismo, no es bonito pero... 'Feo! ¿A dónde vas?'. ... . No, eso no lo estaba pensando, ¿de dónde cojones sale esa frase? Me dí la vuelta y...

Siempre es una gozada disfrutarte en estos momentos. Cuando me demuestras que lo que yo pienso no son más que tonterías. Venías moviéndote deprisa para alcanzarme, y sonreías casi a mi lado, ya que intentabas pararme tocándome el hombro. Eras tú... sí, no cabía duda. Ya no tenías las gafas pero la mirada brillaba un poco. '¿No se suponía que no podías venir?'. Si pero... mierda, mi boca no articulaba frases, aunque mi mente le diera la orden. Todavía seguía ensimismado creyendo que eras una de mis imaginaciones. 'De eso se tratan las sorpresas... ¿no?'. Sonreíste de nuevo. 'Espera un momento que tengo que ir a recoger mis cosas adentro'. 'Pero... ¿tienes que volverte ya, en coche?', 'no, no hace falta, aunque si debería volverme temprano... ¿me esperas aquí?'. '... Llevo esperándote ya un rato...', 'vale, ven conmigo!'. Y eso hice. Te comentaba qué era lo que más me había gustado y cotilleábamos un poco sobre todos, como siempre. Me guiabas por un laberinto de pasillos y me ibas diciendo dónde eran los camerinos de cada uno... 'la verdad es que esto es un poco sueño, ¿sabes? Estando en los camerinos de un teatro...', me mirabas y te reías. Como ya no había nadie por esos sitios, me había acercado a tí y caminábamos mientras yo rodeaba tu cintura y tú jugabas suavemente con mis manos. Era un cosquilleo agradable... '¿cada vez que te quiera ver arreglada tengo que organizar un concierto?', te susurré al oído aprovechando para acercarme cuando giramos una esquina. Me había acercado a tí para poder abrazarte desde la espalda. '... arreglada.. ya ves'. Habías volteado un poco la cabeza para mirarme a los ojos mientras lo decías y señalabas tu ropa. 'Pues claro que arreglada!', dije mientras apoyaba la mano en la cadera y cogía el vestido, 'llevas vestido', cogí el borde inferior y le dí un poco de vuelo, 'se te ven un poco las piernas', apoyé mi mano en tu muslo y subí unos centímetros, 'llevas incluso un poco de escote', apoyé mi mano en tus costillas y por el costado subí haciendo presión, quedándome en el aro del sujetador mientras besaba tu cuello, 'y además llevas un colgante precioso...'. Era cierto, formal pero francamente bonito. Mis manos pegaron un salto y una se quedó en tu cadera cogíendote con fuerza, mientras la otra se apotaba en tu cuello para apartar suavemente el pelo y poder besarlo mejor. Lo necesitaba ya. Tú me miraste a los ojos y, esperando el beso, me lo correspondiste cuando yo me acerqué... en silencio, suave, y bonito. Después de unos segundos te separaste con delicadeza para seguir caminando... 'tengo que ir a recoger mis cosas todavía'. Yo me quedé quieto casi en la misma posición... así que me tendiste la mano para que te siguiera. Encontramos la puerta del camerino compartido, la abrimos y no había nadie. Estabas buscando tu mochila mientras me comentabas una anécdota de ese camerino... lo siento, mi cabeza no era capaz de asimilar. Mientras estabas distraída, apoyé la puerta con cuidado y se llegó a cerrar... oíste cuando se cerró y me miraste extrañada, mi mirada se entendía a la perfección mientras que tú tratabas de mostrar que no era el momento aunque la sonrisa se te dibujaba poco a poco. '... ten cuidado con lo que intentas...', susurraste dejando a un lado la mochila y mirándome. Yo me acercaba poco a poco. 'Lo has hecho genial y te mereces un premio... ¿No? qué mejor premio para un artista que si antes gozaron mis oídos, ahora lo que tiene que gozar es tu..'. Tratabas de contenerte... no sé porqué, tratabas de contenerte mientras una parte de tí lo estaba deseando incluso más que yo. Te cogí de la cintura y te besé, mientras tus brazos me rodearon y mi mano buscaba tu trasero... qué gozada con esta falda. Mientras le daba suaves mordisquitos a tu oreja tratabas de disuadirme.... 'no... ahora no... aquí no...'; pero mientras tu boca decía esas tonterías tu mano recorría mi espalda apoyándose en mi nuca para guiarme, para que bajase hasta tu cuello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario